En los últimos tiempos estamos inmersos en la fiebre de las X-Basura. Hablamos de Tele-Basura que ninguno vemos, comemos comida-basura, firmamos contratos basura y ahora nos ponemos a hacer proyectos basura. No me malinterpreten; es evidente que cada uno puede hacer lo que estime oportuno, siempre y cuando respete los derechos de los demás. Pero aquí, no obstante, es donde radica el problema que analizo a continuación.
En la actualidad, y a raíz del auge y la importancia que va adquiriendo tanto la LOPD como la concienciación en torno a los derechos de privacidad de las personas, patente por la publicidad que adquieren a menudo las sentencias de la AEPD, se ha creado un negocio de grandes proporciones relacionado con la seguridad de la información en la que despachos de abogados, grandes consultoras, empresas de seguridad y hasta las tiendas de informática de la esquina intentan coger lo que les pueda corresponder a pesar, a veces, de no hacer un trabajo de calidad que cubra lo que el espíritu de la Ley pretende mínimamente.
Y es que como les decía, hasta la tienda de informática de la esquina, cuyo negocio se centra en la venta de PCs, mp3, y demás artilugios para el uso y disfrute personal, hace proyectos de adaptación a la LOPD sin ser consciente de los riesgos que por ello está asumiendo y el flaco favor que le está haciendo a su cliente. Vaya por delante que no tengo nada en contra de ningún tipo de negocio y que muchas veces es mucho mejor trabajar con la tienda de informática de la esquina que con una gran consultora de las que se comen el mundo, pero quede claro que, sobre todo y ante todo, creo en la profesionalidad de las personas que forman el equipo de trabajo de una organización sea ésta grande o pequeña.
En este sentido, debo decir que muchas de las adaptaciones a la LOPD que pueden observarse en el mercado dejan mucho que desear en la mayor parte de las ocasiones, aunque estoy convencido de que en muchas ocasiones no son fruto de la mala fe de sus autores sino de un profundo desconocimiento de los aspectos técnico-legales relacionados con el cumplimiento de la misma. No hay que olvidar en ningún momento el carácter legislativo de la Ley Orgánica de Protección de Datos, y que por tanto, abordar la adaptación de una empresa a ésta requiere siempre el trabajo de un equipo mixto técnico-legal que sea capaz de cubrir todos los aspectos de la misma. No sé realmente si las personas que abordan este tipo de proyectos de una forma tan inconsciente son conocedoras de los riesgos indirectos a los que se enfrentan por una demanda interpuesta por un cliente con una sanción de la AEPD.
Por último, además del riesgo implícito que asumen como compañías y en algunos casos incluso como autónomos -esto ya es para nota-, me gustaría destacar el hecho de que la Ley Orgánica de Protección de Datos es una ley cuyo fin es la protección de los derechos de las personas, y como tal defiende los principios básicos en los que se basa la convivencia de la sociedad en la que vivimos. Es por ello que, dejando al margen consideraciones profesionales, pienso que en algunos de los casos se está jugando con un derecho fundamental de las personas, y les aseguro que por lo que he podido ver, en ocasiones se atraviesa esa frontera que nuestro sentido común marca como frontera límite.