Hace unos días, leyendo una entrada sobre la evolución del spam de un conocido tecnólogo 2.0 (con el que, a título personal, estoy habitualmente más que en desacuerdo), me sorprendió relativamente, visto lo visto encontrar comentarios como los siguientes:
«En la cuenta de mi trabajo recibo más de mil correos diarios de spam. […] Ahora simplemente tengo una cuenta de Gmail que “chupa” el correo de mi trabajo y aparta el spam. Por último bajo lo que queda, el correo “bueno”, vía POP […]»
«Hace ya 6 meses que “puenteé” mi email de trabajo a través de Gmail, puesto que los filtros antispam de mi proveedor dejaban mucho que desear»
Estas dos declaraciones son, si aprecian su trabajo y le dan alguna importancia a la información que manejan en él sea del tipo que sea, otro ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas.