Hace unos días en la comunidad en la que vivo se llevo a cabo una medida que me llamo mucho la atención y que me hizo reflexionar: se reordenaron los buzones de los vecinos del portal.
Como pasa en todos los edificios de vecinos, cada domicilio tiene asignado un buzón para el correo postal, que se encuentra en la entrada y que generalmente suele ser el receptor de facturas y publicidad a partes iguales. Pues resulta que el orden en el que estaban situados los buzones no cumplía las especificaciones descritas en el Real Decreto 1829/1999, el cual recoge las directrices concretas para llevar a la práctica lo que establece la Ley del Servicio Postal Universal y de Liberalización de los Servicios Postales.
Para ajustarnos a la normativa vigente, en la comunidad se procedió a la reasignación de los buzones. Pero cuál fue mi asombro cuando descubrí que la reordenación se limitó a cambiar los cartelitos donde pone el nombre de las personas que viven en cada domicilio, y al pertinente intercambio de llaves entre los propietarios, sin cambiar las cerraduras. Dicho de otra forma: la llave que yo tenía de mi buzón sigue abriendo ese buzón aunque ya no sea el que me corresponda.
Los buzones para el correo son elementos cotidianos, que estamos acostumbrados a utilizarlos diariamente desde hace muchísimos años, y eso en ocasiones hace que no les prestemos la atención y la importancia que tienen. No obstante, hoy por hoy al buzón postal nos siguen llegando cartas de nuestros bancos con información económica, multas de tráfico, correo personal, etc… en definitiva información personal, que deberíamos proteger al igual que protegemos el acceso a nuestros correos electrónicos.
Piensen por un momento en el buzón de su casa y en la información que reciben por correo postal. ¿Es el buzón lo suficiente “seguro”, o por el contrario se puede abrir fácilmente o incluso sacar las cartas sin necesidad de abrirlo? Estoy convencido de que la mayoría de ustedes serían capaces de sacar una carta de su buzón con un simple abrecartas en menos de diez minutos, lo que debería darles una señal de la seguridad de su correo postal.
Sinceramente, no creo que los buzones postales vayan a tener un futuro corto, a pesar de las nuevas tecnologías, Internet, el correo electrónico y virguerías varias. Quizá sea el momento de empezar a darles la importancia que tienen, marcada por la información que contienen, y no tomar medidas tan a la ligera como la que se ha tomado en mi comunidad.
(Fotografía de Rastis Urbanos)
Las cosas están cambiando en las edificaciones más modernas: El cartero tiene una llave con la que abre todos los buzones al tiempo, y deposita el correo en cada una de las casillas. Luego, cada propietario utiliza su llave para abrir su propia casilla. No existe ninguna apertura o rendija exterior por la que se pueda colar propaganda, así que se cumple a la perfección con el cometido de los buzones comunitarios: Sólo se recibe en ellos el correo postal, y por otra parte, no es necesario exponer el nombre en el exterior, tan sólo el número de casa para cumplir con la normativa indicada en el post.
Teniendo en cuenta que a) soy capaz de sacar las cartas de mi buzón y b) me ha llegado el borrador de la declaración ABIERTO, no solo opino que la seguridad del recipiente es insegura sino que además se remiten datos ‘importantes’ y ‘sexis’ (para según que tipo de personas) por medios inseguros (vease carta postal mal encolada). Creo que no se tiene la suficiente conciencia de lo que supone este medio de comunicación en los tiempos que vivimos…
El buzón es de las cosas más inseguras que existen.
Yo he vivido en una casa de alquiler mucho tiempo y he visto como a mi buzón llegaban cartas cuyo remitente era el de antiguos inquilinos de forma que se me acumulaban cartas de entidades bancarias, compañías telefónicas, publicidad personalizada… ¿como se puede evitar esto? se supone que es el antiguo inquilino quien debía comunicar su nueva dirección pero ¿que pasa si no la comunica? ¿que podía hacer yo con toda esa correspondencia?