(Comenzamos la semana con la colaboración de un amigo al que muchas veces hemos invitado a escribir, pero hasta ahora no se había decidido. Nos ha pedido, no obstante, que desea firmar anónimamente y que su colaboración aparezca firmada con el pseudónimo Walt Kowalsky. Esperamos que les parezca interesante)
Llevo tiempo siguiendo este interesante blog, que se ha convertido en uno de mis favoritos y después de un tiempo queriendo aportar mi granito de arena, me he lanzado a la piscina y he preparado la siguiente colaboración que espero que les sea de agrado.
A pesar del título del post, no esperen un enfrentamiento a lo Quevedo-Gongora, puesto que por ahí no van los tiros. Voy a ponerles en situación comenzando con el recurso fácil de la pregunta retórica: ¿se han copiado de ustedes en algún examen? Seguramente contestarán que sí y si no me equivoco muchas veces habrá sido de mutuo acuerdo. Pero, ¿se han copiado de ustedes sin su permiso? Si ha sido así traten de recordar la sensación de aquel momento. Llevaban semanas preparando ese examen concienzudamente, noches sin dormir, cafeína recorriendo su torrente sanguíneo para al final tener la certeza de que el día del examen la cosa va a ir bien y que pasaremos la prueba con nota. Entran al examen y comprueban que a su lado se sienta aquel compañero que únicamente vieron el primer día de clase, aquel que se dedicó a salir todos los jueves y a llegar a laboratorio para que el compañero le haga las prácticas. Comienza el examen y todo marcha de acuerdo con su plan maestro, pero entonces se dan cuenta de que el compañero de al lado está copiando descaradamente nuestro examen… Se acaba el examen y unas semanas más tarde cuando salen las notas comprueban que aquel jeta ha sacado casi la misma nota que nosotros, pero sin asistir a clase, SIN DEDICARLE RECURSOS. En ese momento piensan en todo el tiempo y esfuerzo que han dedicado a prepararse para aprobar ese examen, y lo poco que ha invertido nuestro compañero en aprobar, y piensan que la vida no es justa.
Alguien les susurra C´est la vie….
Una vez puestos en situación, les voy a contar una historia y entenderán porqué les hablaba de exámenes y tiempos pretéritos. Una vez participé en un gran proyecto de consultoría de varios años de duración, donde nuestra función era generar documentación desde cero sin poseer el know-how, con el consiguiente esfuerzo que eso conlleva: dedicación, ilusión, horas y horas de trabajos para desarrolla una metodología. Estábamos creando algo y pensábamos que hacíamos algo que sería nuestro, y que nos serviría para diferenciarnos de la competencia. Al terminar el proyecto el resultado fue auditado y como pueden entender, tratándose de un gran proyecto se escogió a una gran auditora de reconocido prestigio internacional.
La cuestión es que el tema quedó ahí, y algún tiempo más tarde un compañero se marchó de la empresa a un puesto de auditor. En su nuevo trabajo tuvo que llevar a cabo la auditoría de un proyecto en la línea de aquel gran proyecto que les comentaba, y cuál fue su sorpresa cuando descubrió que la documentación que estaba auditando era exactamente la misma que habíamos desarrollado nosotros. Tirando de los hilos, descubrió que la persona que había realizado la consultoría era la misma que había realizado la auditoría de nuestro proyecto; al parecer se había marchado de la auditora y se había montado su propia empresa, llevándose consigo no sólo los buenos y malos recuerdos. Mientras me lo contaba, sentía como si me hubieran robado algo; no es que aquel proyecto fuera de mi propiedad ya que pertenecía a la empresa para la que trabajo, pero ahí estaba mi esfuerzo y mi tiempo.
Una noche cenando con este amigo y ex compañero, me comentaba que las firmas de auditoría para auditar normas muy específicas y bastante recientes, subcontratan personal de consultoras con supuestamente más experiencia en la materia o personal freelance para que realicen las auditorias. Yo mismo pude confirmar aquello en otro proyecto, cuando el auditor me informó de que era freelance y que complementaba su trabajo de auditoría con trabajos de consultoría. En mi opinión todo esto vulnera uno de los grandes principios de la auditoria: su código de ética. Como suele decirse, no se puede estar en misa y repicando, pero al parecer… se está.
Al respecto, tengan ustedes presente los siguientes puntos cuando les vayan a auditar:
- Al igual que a los auditores solicitan el curriculum de la persona que realizó la auditoria interna, la empresa auditada a su vez está en su DERECHO de solicitar las acreditaciones del auditor, y si lo considera oportuno puede rechazarlo para su auditoria,
- Se debe ser consciente de que la documentación facilitada al auditor es siempre propiedad de la EMPRESA objeto de auditoria, y
- No toda la documentación que el auditor pide para llevarse es siempre necesaria; las auditoras a veces piden en exceso, y ya saben que ante el defecto de pedir, la virtud de no dar. En cualquier caso, la consultora o implantadora puede asistirles en este tema.
En cuanto a la consultoría, tengan en cuenta que la documentación que ésta genera debe considerarse un activo valioso ya que es un importante repositorio de know-how para la organización. Sólo por esto, cualquier consultora debería aconsejar al cliente siempre que, en la medida de lo posible, el criterio de selección de la auditora incluya que los auditores sean personal fijo en plantilla y que no existan incompatibilidades al menos éticas. Solo así tal vez ya no oigamos C´est la vie…
Esto da para otro post…pero hablando de este, ¿realmente existe algún organo que regule este tipo de ética profesional?¿se puede considerar plagio o robo de propiedad intelectual?
A mi me gustaría enormemente que algún abogado me puediera aclarar dónde esta el límite entre propiedad intelectual y trabajo colaborativo, dónde puedo decir ‘esto es mío’ y el resto es ‘tuyo’.
En fin, buen post y cuidado con lo que le dan a sus auditories, o peor, ¡¡a sus consultores!!
C’est la vie. De acuerdo.
Me ha pasado a veces que me pongo a leer algun documento archivado, y digo “qué bueno, quien lo habrá producido?”, para luego darme cuenta que se trataba de un documento producido por mi, hace mucho tiempo. En otras ocasiones, leo documentos antiguos, y reconozco conceptos que en algun momento he incorporado a mi propio bagaje de conocimientos.
Con esto quiero puntualizar que los productos intelectuales por el hecho de ser leibles, son incorporables a nuestro propio bagaje de conocimientos.
Y resulta bastante dificil determinar qué cosas son verdaderamente producciones propias, y qué cosas son elementos que hemos ido incorporando a lo largo de nuestra vida profesional.
De allí que debieramos darnos un baño de humildad, y reconocer, como postulaba Carl Joung, que existe un cúmulo de conocimientos, al cual de un modo u otro accedemos, y que debemos reconocer no fueron creados por nosotros, más allá que nos resulte imposible saber quién lo creó. Deberíamos reconocer que los productos intelectuales que nosotros creemos que creamos, no deberíamos sentirlos de caracter exclusivo por ser de nuestra autoría, ya que en gran medida son la recopilación de una enorme cantidad de conceptos creados por otros (y que leimos gracias a tipografía que tampoco inventamos).
Dicho esto, a mi también me molesta que me roben descaradamente. C’est la vie.
@qk
Por supuesto que todos nosotros formamos parte de una cultura común de la que nos alimentamos y a la que aportamos cosas, tanto en el terreno personal como profesional. Lo que comentas es extrapolable a cualquier aspecto de nuestra vida, y es un ejercicio de soberbia pensar que somos los únicos responsables de nuestros conocimientos. Con echar un vistazo a la historia de la filosofía resulta evidente que nuestras ideas actuales son producto de los conocimientos acumulados a lo largo de cientos de años.
Dicho esto, creo que “Walt” no se refiere tanto a conceptos y productos como a documentos concretos, en el sentido de robo descarado que comentas. Al igual que pasa con una película o una canción, en este caso también existe un límite en el que no se trata ya de inspiración sino de copia evidente.
En defensa de mi querido amigo Walt, simplemente recalcar como muy bien ha dicho Manuel, que creo que la critica va encaminada al abuso del mayor invento de la historia el CTRL+C, mas que a la adquisicion del conocimiento universal y su reutilización.
Puesto que tiene mucha razón ya que la gente no se molesta ni en hacer Remakes de la documentación…
Lo que más me llama la atención de la historia es la mala praxis de la empresa auditora. He realizado y sufrido múltiples auditorías en distintos ámbitos, y la máxima de que el auditor no se lleva nada salvo lo imprescindible para el expediente se ha cumplido de manera general. Aunque la empresa auditora subcontrate a un freelance como auditor, el procedimiento de auditoría es de la empresa, y en él deberían quedar claros los principios que la rigen, entre los que debería estar el de no llevarse más información (ni documentación) de la estrictamente necesaria