Seguramente habrán oído hablar del término “Océano Azul” empleado en marketing. W. Chan Kim y Reneé Mauborgne desarrollan la teoría en el libro titulado “Blue Ocean Strategy”. Grosso modo, su significado hace referencia a la necesidad de dejar a un lado la competencia destructiva entre las empresas y considerar que, para alcanzar el éxito (un éxito duradero y continuo), hay que ampliar horizontes generando valor a través de la innovación.
Llamamos “Océano Rojo” a la situación de mercado opuesta, la más común. Representa a aquellas industrias que ya se encuentran establecidas. Mercados maduros cuyas reglas de juego son conocidas, y en los que existe estandarización de procesos y prácticas, y el crecimiento sólo es posible a través del debilitamiento del poder de la competencia.
Cito algunos ejemplos para situarnos en contexto:
- La creación del Walkman por Sony revolucionó el mercado: “la música va contigo sin necesidad de llevar grandes aparatos”.
- El Cirque du Soleil (Circo del Sol) ha conseguido desmarcarse cambiando un espectáculo que se veía “estanco”. Ahora se basa en ofrecer el espectáculo a un público adulto incluyendo danza y teatro, precios altos, exclusividad…
- Los “hoteles Formula 1” de la cadena francesa Accor. Su estrategia se centró en disminuir la inversión en aspectos poco valorados por el target como el diseño exterior del hotel, mientras se concentraron en aspectos como la limpieza, el silencio en los cuartos, la rapidez y el precio.
- También se considera que Apple ha entrado en la estrategia Océano Azul con sus productos iPod, iPhone, y quizá ¿iPad?
- … y mucho más reciente, el “boom” de Nestlé con su producto Nespresso.
Personalmente la estrategia del Océano Azul me parece, cuanto menos, interesante. Lo que suele ocurrir con estas ideas que rompen esquemas es que del papel a la práctica hay un buen salto. En este caso, la estrategia del Océano Azul toma la innovación como factor clave. En lo que resta de artículo, y una vez hechas las pertinentes presentaciones, me gustaría aplicar esos conceptos al marco de la seguridad. No pretendo sacarme de la chistera ese producto estrella que nos llevaría al éxito (¡ojalá lo tuviera!); mi objetivo es un tanto menos ambicioso pero por otra parte, mucho más cercano y aplicable en el día a día… y se trata de establecer métodos que nos hagan más eficientes a la hora de innovar. El enfoque que propongo toma los sistemas de gestión como herramienta guía en la búsqueda de ese Océano Azul.
Es posible que tras el párrafo anterior alguno de vosotros ya haya pensado: ¿Sistemas de gestión? ¿Por qué?
Bien, el motivo es que la carencia de pautas concretas para “ampliar horizontes generando valor a través de la innovación” deja ese Océano Azul lejos de nuestro alcance. Dicho esto, ¿disponemos de técnicas / métodos o herramientas para potenciar la Innovación? La innovación se aprecia en muchas ocasiones como un proceso único y carente de estructura, no obstante, es posible enmarcar las actividades propias de la I+D+i en dentro de un marco metodológico que sistematice el desarrollo de las mismas. Recordemos brevemente los sistemas de gestión más habituales y algunos de los beneficios que aportan:
- Sistema de Gestión de la Calidad (SGC): Nos permite mantener e incrementar la calidad de nuestros productos o servicios, optimizar nuestros procesos, aumentar la satisfacción del cliente, etc. La norma ISO 9001 ofrece una guías sobre cómo diseñar dicho sistema.
- Sistema de Gestión de Seguridad de la Información (SGSI): Establecer y comprender los requisitos de seguridad de la información en la organización, controlar y administrar los riesgos de seguridad… en definitiva, este sistema dotará a nuestra organización de la protección que necesita. En este caso, Las normas ISO 27001 y 27002 son muy útiles si se desea implantar un SGSI.
Llegado a este punto es dónde quiero introducir el Sistema de Gestión de la Innovación (SG I+D+i). ¿Su finalidad? “Ejercer de catalizador de la creatividad, generando ideas innovadoras, que nos permitan orientar nuestros desarrollos hacia ese Océano Azul.”
El Sistema de Gestión de Innovación (SG I+D+i) contribuirá a alcanzar los objetivos de la organización fomentando y potenciando las actividades de I+D+i, proporcionará una guía para la correcta gestión de los recursos dedicados a la innovación, aumentará la competitividad y del crecimiento empresarial, etc. Para ello, podemos partir de las indicaciones de la norma UNE 166002 como base para el diseñó de nuestro SG I+D+i.
Aprovecho para destacar los beneficios que puede aportar la integración de diversos sistemas de gestión ya que su sinergia nos permite obtener un valor añadido “extra”. Me explico. Disponer de un sistema de gestión de la calidad contribuirá a crear un entorno favorable que en el que desarrollar las actividades propias de la I+D+I. La revisión sistemática de los procesos y procedimientos del SGSI incrementarán la seguridad… y finalmente, obviando otras implicaciones, potenciar la innovación nos llevará a crear nuevos productos y a obtener mejoras en los existentes. Mejoras que producirán un impacto positivo en la seguridad de nuestros sistemas.
Antes de despedirme me gustaría matizar que cuando hablo de Seguridad, hablo, como es habitual en estos lares, de la Seguridad de la Información. De todos modos, y después de haber leído el texto, creo que sería igualmente aplicable a otros campos. Concluyo esta pequeña aportación, a mitad camino entre reflexión y brainstorming, animando a los lectores a buscar técnicas, métodos o herramientas que ayuden a encontrar alguno de estos Océanos azules.
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