Hace mucho tiempo que me di cuenta de que no soy bueno reconociendo a las personas por su cara. No es que sea prosopagnótico, pero tampoco soy un memorizador prodigioso de caras y me encuentro con cierta frecuencia en la situación de no recordar exactamente de qué conozco a una persona que me saluda en la calle o en algún evento. Con el tiempo, me he ido acostumbrando a manejar la situación con cierta soltura (lo que suele significar decir la verdad al principio, para evitar males mayores). Por eso, al igual que el GPS me pareció desde el principio un significativo avance en la historia de la humanidad, creo que un sistema informático personal de asistencia en el reconocimiento de caras, sería genial.
En opinión de Bruce Schneier, la tecnología necesaria para conseguir este invento está disponible y se trata de reducir el ratio de error. Así que, cualquier día de estos, me veo con una cámara integrada en las gafas y una suave voz susurrando a mi oído el nombre de las personas con las que me vaya cruzando en mi camino. Obviamente, con la opción de marcar a ciertas personas como amigos o familiares “frecuentes” que no activen el mensaje hablado.
Incluso puedo suponer que este sistema sería de gran ayuda para pacientes de enfermedades de deterioro cognitivo, ahorrándoles en parte la desagradable sensación de no reconocer a sus familiares cercanos. Seguro que ayudaría a retrasar las consecuencias de la enfermedad.
Pero claro, los primeros que se han interesado en este tipo de sistemas son las fuerzas de orden público. La policía brasileña ha anunciado que en el próximo mundial de fútbol, utilizará uno de ellos para identificar a los delincuentes a una distancia de 50m y mejorar el nivel de seguridad durante los eventos.
Si a esto añadimos que cada vez hay más cámaras de vigilancia en nuestras ciudades, no me acabo de quitar de encima esa sensación de “Big Brother is watching you” que me acompaña con frecuencia últimamente. A título de ejemplo, se calcula que el número de cámaras de vigilancia en Londres es de unas 500.000 y, en todo el Reino Unido es de 4.200.000. Es decir, una cámara por cada 14 personas.
¿Se imaginan lo fácil que sería hacer el seguimiento de una persona por toda la ciudad conectando un sistema de reconocimiento facial a la central de vigilancia de todas estas cámaras?
Según cuenta Mr. Schneier, Facebook (que tiene la colección de fotos de personas identificadas más grande del mundo aparte de los gobiernos) tiene en marcha un proyecto de marcaje de fotos usando tecnologías de reconocimiento facial, obviamente, sin haber pedido previamente autorización a los usuarios para la digitalización de sus fotos de perfil. Incluso Google (¿quién si no?) está interesado en este tipo de software y ha comprado recientemente una empresa que se dedica a ello. Aparentemente, su intención sería incorporar esta funcionalidad a Google Goggles, aunque su preocupación por la privacidad le ha hecho desistir de ello por el momento.
No debo ser el único a quien le inquietan los usos que se puede dar a estos sistemas. Si a ustedes también les pasa, siempre pueden recurrir a técnicas de camuflaje específicas para evitar el reconocimiento facial como las descritas en este artículo, aunque les advierto que, en tal caso, es posible que yo no les reconozca si nos encontramos.
Me encanta la idea, pero si mi prima se opera de la nariz ¿la reconocería?
Saludos
Lo que hace poco era ciencia-ficción, ahora mismo ya es realidad. ¡Alucinante!
Rafaela, depende de lo drástica que sea la operación :o)
Blanca, no serás la prima de Rafaela? ;-)
Si que es alucinante. Yo creo que el ratio de error en reconocimiento facial de un sistema informático será mejor que el de una persona “media”