El malware no es nuevo a día de hoy, y uno de los sectores en los que más está creciendo es en el campo de los dispositivos móviles debido al auge continuo de smartphones y tablets. Un ejemplo de ello es la cifra proporcionada en el reciente Google IO 14 de 1000 millones de dispositivos Android activos actualmente.
Hace unos días aparecía un informe de McAfee donde se destacaba la cantidad de clones del juego Flappy Bird que cuentan con algún tipo de malware en su código. Curioso. Con este dato decidí hacer una revisión rápida a esa colección de clones para centrarme en los permisos solicitados por cada uno de ellos.
Pero claro, ¿cómo saber si son un exceso de permisos o no? Para ello, empecemos con nuestra propia lógica: es un juego sencillo que lo único que hace es guardar una puntuación máxima y de vez en cuando sale algún anuncio, por lo que deberíamos esperar al menos los permisos de conexión a internet y de almacenamiento. Casualmente decidí probar el juego en su momento y aún dispongo de acceso al mismo en mi historial de Google Play, así que pude acceder a ver los permisos que realmente necesitaba la aplicación:
Al final resulta que solo necesita tres permisos, los cuales son aceptables para lo que se espera de la aplicación. Sin embargo, a la hora de ver otras similares, nos encontramos con el siguiente abanico de opciones extra que debemos autorizar o no en función del clon elegido:
Hasta cierto punto algunos de estos permisos son razonables. Por ejemplo, buscar cuentas en nuestro dispositivo para publicar nuestra última puntuación en la red social correspondiente: no nos garantiza que junto a nuestra marca personal además añada publicidad de otros productos ajenos al juego (un enlace a una web que oferta productos de China). Sin embargo, ¿por qué deberíamos permitir averiguar nuestra localización? ¿Es necesario para el caso anterior de compartir nuestro récord? ¿O realmente tiene otro propósito?
Instalando una de las aplicaciones en un dispositivo limpio (sin tarjeta SIM, formateado de fábrica y sin ningún dato de cuenta introducido) nos encontramos con la siguiente imagen. Referida al compartir lo que suponemos que era la tabla de récords, dado el inconveniente que nos encontramos con el idioma de la misma (coreano, concretamente). Las dos primeras redes sociales no hay problemas en reconocerlas, ¿pero las dos siguientes? ¿Y la opción de compartir por correo? ¿En verdad alguien la usa para enviar ese tipo de información?
No hay duda de que Google trabaja en mantener limpio su mercado de aplicaciones, pero se ve que hace falta mucho más control para evitar ya de base la posibilidad de subir aplicaciones comprometidas, y más aún si logran tener cierto éxito. Otro caso similar relativamente reciente fue el de las aplicaciones del tipo linterna que suscribían a servicios SMS de pago y conseguían ocultarlo hasta que llegaba la factura del mes, con permisos para leer SMS entre otros. ¿Nadie se extraña de eso en una aplicación que lo único que tiene que hacer es encender un LED?
Y es que al final la culpa no es solo de quien proporciona acceso a la descarga de la aplicación, sino también del propio usuario que por no gastar quince segundos mirando los permisos de la aplicación puede acabar pagando hasta 30 euros extra a fin de mes, junto a algún que otro susto.
Como consejo final, decir que si revisáis un contrato o una factura antes de firmarlo, ¿por qué no hacer lo mismo con el móvil y las aplicaciones que instaléis?
Cuando he visto los permisos solicitados en la segunda captura me han rechinado los dientes xD.
Tenemos datos de Cheetah Security que apuntan a que unas 2,2 millones de apps (de 24,4 millones en total) estarían infectadas, esto es un 10%. De esas, solo un 0,14% están dentro del marketplace de Google, pero sigue siendo un porcentaje preocupante.
Lo mejor de todo es que los señores de Google se ufanaban hace poco de lo innecesarios que son los antivirus/antimalware para Android…