Antes de hablar de la CCI rusa debemos saber que Rusia es el país más extenso y con más kilómetros fronterizos (un número que supera los 20.000) del mundo; posee las mayores reservas de recursos energéticos y minerales del mundo todavía sin explotar, por lo que es considerada la mayor superpotencia energética, así como también la mayor reserva mundial de recursos forestales, y dispone además de la cuarta parte de agua no congelada del mundo.
Desde un punto de vista ciber, presuntamente Rusia es el único país que ha ejecutado una acción militar combinada (física y lógica) contra otro país (Georgia, en agosto de 2008) o que ha logrado degradar infraestructuras críticas de un tercero mediante una aproximación ciber (Estonia, 2007); su potencial militar y de inteligencia en este ámbito es indudable, así como también lo son sus capacidades “físicas” o tradicionales. Los servicios de inteligencia están fuertemente implicados en la política –sin ir más lejos, es público que Vladimir Putin fue agente del KGB y director del FSB- o en la empresa pública o privada, y mantienen adicionalmente estrechas relaciones –siempre supuestas- con el crimen organizado.
Para comprender cómo funciona la comunidad de ciberinteligencia rusa y sus relaciones es necesario, en primer lugar, hablar del pensamiento ruso, en concreto de lo que los analistas denominan el modo “Guerra Fría”. Este modo de pensar y obrar, física y lógicamente, se sustenta en tres grandes pilares: Rusia es nuestra madre, nuestra madre está en peligro, y a nuestra madre se la defiende a cualquier precio.
La Madre Rusia
Rusia se considera a sí misma (y lo es) una superpotencia: debido a su tamaño, a su capacidad militar o a sus recursos naturales, puede actuar como un país que no necesita permiso de otros para defender su interés nacional. Incluso los rusos consideran su país como la Tercera Roma, que protege a los cristianos ortodoxos frente a católicos o musulmanes (Mira Milosevich-Juaristi. ¿Por qué Rusia es una amenaza existencial para Europa?. Real Instituto Elcano. Julio, 2015.). Así, Rusia es una gran nación que toma sus propias decisiones y defiende sus valores, que por supuesto son los correctos –los de occidente no lo son-; es más, si Occidente pierde, Rusia gana. Y como este concepto no se restringe al ámbito de seguridad o defensa clásicas, si el espacio ruso es completamente soberano, el ciberespacio ruso (la conocida como RuNET) también lo es.
Rusia está en peligro
Rusia no dispone de fronteras naturales y su territorio ha sido invadido en diferentes ocasiones –la última, por parte de la Alemania nazi-; esta situación seguramente motiva un miedo –en ocasiones irracional- a ser invadida y marca de forma muy importante las estrategias de seguridad nacional: la protección fronteriza se considera una prioridad, de manera que sólo el Border Service, adscrito al FSB y cuya misión es justamente el control y protección fronterizos, tiene más de 200.000 personas; incluso el General Valentin Vladimirovich Korabelnikov, antiguo Director del GRU, defendió que un objetivo primordial del servicio era crear un cordón de seguridad alrededor de las fronteras rusas. Es pública la preocupación rusa por la expansión de la OTAN hacia países de la antigua Europa del Este: ya están demasiado cerca de las fronteras de la patria…
Por supuesto, el “peligro permanente” para Rusia no sólo es físico, sino también lógico e incluso moral (Occidente representa unos valores que no son correctos y quieren inculcarse en la sociedad rusa). Rusia ve a demasiados estados en su contra y favoreciendo a Occidente.
A Rusia se le defiende a cualquier precio
Si nuestra madre está en peligro, el deber de un buen hijo es defenderla a toda costa. Y como Rusia es nuestra madre y está sometida a una amenaza permanente, debe ser defendida bajo cualquier circunstancia, incluso por encima de la libertad –o la vida- de ciudadanos o de cualquier otro actor. De hecho, la libertad ciudadana debe estar subordinada al mantenimiento del orden y a la seguridad del régimen, responsable de defender los intereses nacionales.
La defensa de Rusia debe realizarse de manera activa (Rusia siempre se ha caracterizado por preferir operaciones activas) y por supuesto tanto física como lógicamente: si una amenaza implica un riesgo relevante, se le ataca a través de cualquier medio.
Esta filosofía se refleja en las estrategias de seguridad o defensa rusas que han sido publicadas oficialmente hasta la fecha; en este ámbito dos documentos destacan por encima de los demás: la Estrategia para la Seguridad Nacional de la Federación Rusa (President of the Russian Federation. Strategy for the national security of the Russian Federation up to 2020. Mayo, 2009.) y la Doctrina Militar rusa (The Military Doctrine of the Russian Federation. Febrero, 2010).
Sin duda, lo más destacable de estas estrategias de alto nivel es el concepto de information warfare, un concepto mucho más amplio que el utilizado habitualmente en Occidente; tanto es así, que este término se entiende en Rusia como la influencia en la conciencia de las masas mediante el control de los recursos de información, mezclando tanto el ámbito tecnológico puro con otro aspecto mucho más interesante: el social. Esta aproximación engloba, como reminiscencia soviética (en 1942 ya se hablaba de spetspropaganda, de propaganda especial) todos los aspectos relativos al manejo de la información, enmarcados en un contexto de guerra no lineal (híbrida), y que van desde las operaciones psicológicas (incluyendo propaganda y guerra informativa) hasta elementos como la coacción, la corrupción o el apoyo a la inestabilidad en pro de los beneficios rusos; y, por supuesto, los ciberataques. Una excelente visión de esta amplia definición de information warfare puede encontrarse en el trabajo de Jolanta Darczewska The anatomy of Russian Information Warfare: the Crimean operation, a case study. Point of View, no. 42. Centre for Eastern Studies. Varsovia, Polonia. Mayo, 2104.
También llama mucho la atención, de las estrategias anteriores, el hecho de que fuera de la seguridad militar, el espionaje extranjero es considerado la principal amenaza al estado y la sociedad, por delante de otras amenazas como el terrorismo, el crimen organizado o el separatismo. Por supuesto, esto no es más que el resultado del segundo pilar de la seguridad nacional rusa (el peligro permanente) y la filosofía del “todos contra mí” de la que ya hemos hablado. Además, Rusia considera la información como un arma muy peligrosa: es barata, universal, de fácil acceso y para colmo atraviesa las fronteras rusas sin problemas (recordemos el “Rusia está en peligro”).