Interesante pregunta, ¿verdad? Casi todos reconocemos las enormes posibilidades y oportunidades que Google nos ofrece. ¿Sus luces? Acceder a información de manera casi inmediata, rápida y ágil. Y también, poco a poco, sus sombras, la dificultad para desaparecer, el derecho al olvido, el impacto en la privacidad del usuario, las búsquedas “personalizadas” o dirigidas que el buscador de los buscadores ofrece y que algunas veces podremos agradecer y otras detestar, etc.
Pero en este artículo de Público, el escritor Joël Dicker plantea otro enfoque: ¿está Google matando la ficción y la creatividad?
Yo mismo, a la hora de enfrentarme a la página en blanco para acometer esta dura tarea de llenarla de caracteres, ¿qué es lo primero que he hecho?, pues eso, meterme en Google y definir una serie de búsquedas que me ayudaran a enfocar/inspirar una idea sobre la que escribir. Esto no es algo nuevo ya que el proceso creativo se apoya desde los tiempos de los tiempos en el trabajo de documentación. Pocas veces un escritor se sienta a escribir sin haber hecho una búsqueda previa y un trabajo de documentación que le ayude a establecer un esquema de lo que quiere escribir.
Pero, ¿qué diferencia hay en el siglo XXI con respecto a los tiempos anteriores? la inmediatez que tiene el lector para comprobar, juzgar y criticar. Como bien dice el escritor en el artículo que os comentaba más arriba, ahora mismo, mientras un lector lee una historia, ve una película o acude a una exposición, está contrastando lo que le cuenta el escritor, director o pintor de turno con lo que le cuenta el “señor Google”. ¿Quien suele resultar ganador de esta historia? ¿lo adivináis? El señor Google…
Todos recordamos (al menos yo lo recuerdo, perdón por la generalización) cuando nos creíamos a pies juntillas “lo que dice la tele”. Vivíamos condicionados por lo que nos contaban a través de la caja tonta y nuestros gustos, aficiones, opiniones, nuestra vida en definitiva, se asentaba en lo que veíamos en la tele. Ahora tenemos más oportunidades de acceso a la información y quizás no nos demos cuenta de que al final también estamos condicionados por lo que Google quiere que creamos.
Todo el mundo (otra vez generalizando, no tengo remedio) estamos al tanto de que Google ha reconocido errores durante las últimas elecciones de EEUU al informar de que Trump estaba ganando el voto popular y su servicio Adsense destacó noticias falsas que podrían haber influido en la opinión pública y (hay quien opina) en la evolución del voto durante la jornada electoral. Este es un hecho reconocido por el buscador, pero también se han escuchado otro tipo de leyendas digitales sobre las políticas de Google a la hora de mostrar o “esconder” ciertas informaciones en función de (hay quien dice) cómo se quiera dirigir la opinión pública.
¿Y que ocurre con la función de Seguridad y Cumplimiento? ¿También está matando Google la creatividad?
Pues podemos sacar la conclusión de que poco a poco las soluciones de seguridad se van homogeneizando cada vez más, pero en el peor sentido de la palabra. Es decir, cuando buscamos una solución de seguridad o una resolución a un problema de Cumplimiento, ¿estamos escogiendo la mejor de las opciones o la que Google quiere o puede mostrarnos?
La consecuencia más habitual (¿quién no ha caído alguna vez?) es caer en la tentación de “copiar” soluciones que quizás no sean las más adecuadas para la situación que tenemos entre manos, sin entrar en profundidad en el problema.
La función de seguridad también se ve impactada por el exceso de información sobre las soluciones y/o vulnerabilidades de seguridad. Es evidente que la excesiva publicidad de las vulnerabilidades puede suponer un problema (aunque también tiene sus beneficios, dependerá del lado de la mesa en el que nos encontremos en cada momento) ya que una vulnerabilidad conocida suele ser una vulnerabilidad explotada.
Y, ¿qué hay sobre lo de dar publicidad a las soluciones? La seguridad suele contar con el factor “sorpresa” asociado a la confidencialidad y el secreto que, poco a poco, la exposición y publicidad en la red van minando. Cada vez que buscamos y aplicamos una solución de seguridad habrá alguien que busque (¿y quizás encuentre?) como sortearla.
A la hora de ampliar nuestro campo de actuación y que nuestro trabajo y ocio se vea enriquecido en el siguiente artículo se lanzan una serie de ideas que resumo y a los que añado alguna reflexión particular:
- Tipos de Búsqueda: Hay que buscar la mejora en el análisis y detalle de las búsquedas en función de las necesidades.
- Utilizar buscadores alternativos: Es una buena práctica combinar varios buscadores y además hacer una comparativa de los resultados obtenidos en diferentes buscadores con similares búsquedas, para encontrar el patrón diferencial y mejorar en su uso.
- Buscadores especializados: Analizar la temática y utilizar buscadores especializados en el tema nos aportará una información más refinada.
Si el objetivo que perseguimos es no solo ampliar nuestras opciones y enriquecer nuestro trabajo, sino también preocuparnos de nuestra privacidad existen opciones de buscadores más respetuosos con el anonimato del usuario. Pros y contras:
- Al restringir la recogida de información del usuario las búsquedas serán más “limpias” de condicionamiento, pero también pueden ser de menor calidad.
- Si queremos combinar ambos valores hay opciones que actúan como “pantalla”, es decir, buscadores que buscan por ti, pero evitan que Google recoja información ofreciéndote la misma calidad.
En conclusión, utilizar los buscadores, las referencias, y en general las soluciones que otros escogen o aplican como un apoyo en el trabajo y la vida diaria es inevitable. Pero debemos también intentar reforzar nuestra capacidad de análisis y crítica propias que nos ayuden a encontrar una solución lo más adaptada a las características o necesidades del cliente o a las nuestras propias.
Y ya por último, no me puedo ir de este post sin recordar otro serio asunto, ¿qué está matando también Google? Las conversaciones de bar… ya no hay conversaciones de bar como las de antes (si alguien quiere recordar cómo eran las conversaciones de bar que no se pierda la serie It’s Always Sunny in Philadelphia“, muy recomendable) porque si uno intenta mantener un argumento siempre hay alguien que saca un Smartphone, “googlea” y arruina la diversión.
Y eso, señor Google, no se lo perdonaré jamás…