No hay blog que se precie que no publique cada cierto tiempo una entrada conmemorando el aniversario de su nacimiento, con el único propósito (no carente de narcisismo) de mirarse el ombligo y decir aquello de “Cómo hemos cambiado”, que cantaban Presuntos Implicados en 1991.
Por lo general, se trata del primer aniversario, el segundo, quizá incluso el tercero, y luego ya se pasa al quinto, el décimo, el decimoquinto, el vigésimo, y ya saben cómo sigue la serie. Resulta curioso que a partir de cierto momento, limitemos los aniversarios a los múltiplos de cinco. No es habitual, que yo sepa, celebrar el séptimo o undécimo o vigésimo tercer aniversario de un acontecimiento. En fin, cavilaciones mías.
Dejando de lado esa observación, en Security Art Work aún somos jóvenes. Apenas tenemos una década de edad, aunque para ser un blog no está mal. No lo descarto, pero es poco probable que tengamos algún lector que no hubiese nacido aquel 25 de abril de 2007 cuando publicamos la primera entrada en este blog, una iniciativa que surgió con timidez al principio y que poco a poco fue creciendo hasta lo que es hoy en día, tanto en calidad como en cantidad (si les apetece algo más breve que lo que se avecina, escribimos una presentación más formal hace ya unos años).
Hay varias cosas sobre las que se debe hablar cuando se conmemora el nacimiento de un blog, con independencia de que haya alguien interesado en ellas. Lo primero son los números. A vista de pájaro, se han escrito 1800 entradas en torno a las que revolotean 4900 comentarios y más de dos millones y medio de páginas vistas. En el proceso, hemos pasado de media docena de autores a bastantes más de medio centenar, incluyendo a los colaboradores, lo que nos ha permitido diversificar las temáticas y profundizar en elementos muy concretos de la seguridad.
Lo segundo son los grandes éxitos. En este caso, hay una entrada que le saca varias cabezas a todas los demás: la narración que nuestro Director de Explotación, Alberto Rivas, hizo de su experiencia tras descubrir que le habían hecho cargos de 1500 € en su VISA. Mes tras mes, es con diferencia y para sorpresa de muchos incluido un servidor, el post que más visitas tiene. A bastante distancia le sigue el post comentando el algoritmo que utilizaba Jazztel y Movistar para la generación de sus claves Wifi, luego la versión en inglés del experimento de realizar un ping a todas las direcciones IP de Internet, la serie sobre el hacking a Mifare o la breve (brevísima) introducción a SOX. Y tampoco nos podemos olvidar, en el apartado de grandes éxitos, del premio a Blog promotor de las TIC que nos concedieron en la 11ª Noche de las Telecomunicaciones Valencianas, allá por 2009.
En tercer lugar es obligatorio mencionar los cambios. Quizá no hayan sido muchos, pero sí han sido importantes. Además del incremento de tráfico y autores, hemos cambiado de diseño (varias veces), hemos aprendido inglés (aunque no publicamos tanto como nos gustaría, muy a nuestro pesar) y ahora tenemos, como buen hijo de vecino, un twitter que nos acompaña a todas partes y que de hermano pequeño se ha convertido en hermano mayor, gracias al esfuerzo de Maite. No me resisto a mencionar a Hijos Digitales, un blog que nació al abrigo de SAW, y que sin dejar de lado la seguridad, trata elementos de la tecnología y la seguridad desde una perspectiva más amplia y generalista.
Para el final he dejado, con diferencia, lo más difícil: resumir en pocas palabras lo que ha pasado desde el nacimiento aquel 25 de abril de 2007, así, en general. El problema es que han pasado tantas cosas en estos diez años que me siento incapaz de hacer un resumen que pretenda tener algún tipo de sentido. Así que solo me queda tratar de hacer uno que no lo tenga.
Y lo que es evidente es que Internet es ahora mucho más grande y mucho más rápida, con cada vez más dispositivos conectados. Tenemos televisiones que nos espían, neveras con las que podemos navegar y teléfonos que ya casi no utilizamos para hablar. Los coches se pueden ya conectar alegremente a Internet, aunque dé la sensación de que nadie parezca haber pensado en las implicaciones de seguridad. Todo es ya ciber. Hoy en día las infraestructuras críticas ya no están aisladas del mundo digital, o al menos, lo están mucho menos que antes. No diremos que están alegremente conectadas, pero casi. Los Estados se han metido en el negocio del software, desarrollan malware y subvencionan grupos de cibercriminales para (ciber)atacar y espiar a otros Estados que también desarrollan malware y subvencionan grupos de cibercriminales, sean aliados o no. Todo muy novela de Tom Clancy, pero de verdad.
Durante estos años aparecieron también Instagram y Whatsapp, y Facebook (que se los comió) se convirtió en el monstruo que es hoy. Entre otras muchas, se publicó el Esquema Nacional de Seguridad, La Ley de Protección de Infraestructuras Críticas, el (nuevo) Reglamento Europeo de Protección de Datos, la Directiva NIS y nos cargamos la farsa anteriormente conocida como Safe Harbour. También, Microsoft sufrió de lo lindo para sobrevivir frente a Google (aunque comienza a hacer las cosas mejor) y ahora no tenemos ninguna duda, gracias a Snowden, Julian Assange y muchos otros, que la NSA sabe hasta lo que desayunamos, tanto si le hacemos una foto como si no. Además, cada cierto tiempo nos enteramos de que varios cientos de miles o millones de cuentas de correo, tarjetas de crédito o historiales médicos han sido robados, filtrados, vendidos y comprados. Todo el mundo es consciente ya que Yahoo es más un queso Gruyére que una compañía tecnológica y que eventualmente, cualquier cosa que pongas en Internet acabará siendo robada, filtrada, vendida y comprada. El mundo (o una parte de él) está cada vez más comunicado y el acceso a la información se ha multiplicado (incluyendo la nuestra). Aparecieron los ebooks, la computación en la nube, y la anteriormente conocida como librería Amazon hoy en día ya vende hasta fruta (aunque yo sigo leyendo en papel y compro en la frutería de mi calle).
Si nos alejamos un poco del plano tecnológico, en este tiempo nos hemos comido una crisis financiera que ha dejado (y sigue dejando) a muchas personas por el camino y de la que todavía nos estamos recuperando (bien, trato de ser optimista). La Primavera Árabe acabó no siendo tan primavera como esperábamos y del terrorismo de Al-Qaeda pasamos al terrorismo del ISIS. Haití sufrió uno de los peores terremotos de la historia y un tsunami se llevó por delante una central nuclear en Japón, así como quien no quiere la cosa. Al menos, la Gripe Aviar no fue la pandemia que acabaría con la raza humana, aunque en África, una epidemia de ébola mató a miles de personas.
En el plano político, China es ya hoy sin lugar a dudas una potencia mundial, los presidentes de Rusia y EEUU se tratan como si fueran “amigos” y aquí en Europa nos miramos unos a otros cada vez peor. Por primera vez en la historia, Barack Obama, un afroamericano, se convirtió en el líder del mundo libre, murió Fidel Castro y cambiamos de Papa. En España, el PP relevó al PSOE en el Gobierno, nacieron Podemos y Ciudadanos como actores políticos destacados, cambiamos de jefe de Estado y ETA abandonó las armas.
Aunque no hemos abandonado esa afición tan humana (y tan masculina, en mi opinión) a matarnos unos a otros por múltiples y variadas razones, todas ellas igual de estúpidas, todo apunta a que cada vez lo hacemos menos (o peor), ya que los índices de calidad de vida y desigualdad a nivel mundial han seguido mejorando año tras año. Si vamos a lo concreto, en estos diez años se ha secuenciado el genoma humano y se han hecho grandes y prometedores avances con las células madre. La expectativa de los infectados de VIH se ha visto incrementada, y a pesar de las reticencias (e intereses políticos y comerciales) de algunos recién llegados, comienza a haber consenso en torno al calentamiento global y sus implicaciones futuras. Para acabar, pero no por ello menos importante, durante estos últimos años la lucha feminista está consiguiendo grandes logros, que poco a poco y no sin una enorme resistencia, están logrando que la igualdad de género esté cada vez más cerca (queda mucho, por desgracia).
En definitiva, han sido diez años de muchos cambios. Algunos buenos, otros no tan buenos. En cualquier caso, si les parece que el resumen no ha tenido sentido, ya se lo advertí hace unos párrafos. Para el próximo resumen nos vemos de nuevo dentro de diez años, si Skynet no ha tomado antes el control y hemos sido reducidos a cerebros humanos en una cubeta. Aunque, bien visto, de ser así, tampoco lo sabremos.