Hace unos días iniciábamos la serie Pulgarcito y las migas digitales abriendo un debate sobre la conveniencia de registrar / publicar en las redes sociales lo que hacemos en el día a día. Además comprobamos que es posible crear un reflejo fiel de lo que ha hecho una persona si juntamos las publicaciones que ha realizado en Twitter, Facebook, Instagram, etc. En esta ocasión vamos a centrarnos en los avances tecnológicos que facilitan captar y digitalizar una porción de nuestras vidas. Conociendo las funcionalidades de estos dispositivos, valoraremos hasta qué punto merece la pena sacrificar nuestra privacidad para disfrutar de sus servicios.
Tal y como indicamos en la entrada anterior, existe una relación estrecha entre las tendencias de la sociedad y los avances tecnológicos. En este sentido, creo que hay dos tendencias que convergen y que terminarán fusionándose. La primera de éstas consiste en usar las redes sociales como si fuera tu diario digital, dejando registrado todo lo que haces, esté o no dentro de tu rutina y, especialmente, si es fin de semana. Por otro lado, tenemos la tendencia del “Yo cuantificado” que inicialmente permanecía aislada de la red pero que poco a poco ha ido evolucionando gracias a las nuevas herramientas y soluciones en la nube. A continuación vamos a comentar algunos dispositivos cuyas funcionalidades respaldan y propician estas tendencias:
Memoto
Una minicámara para registrar tu vida. Este dispositivo cuyo tamaño es similar al de un iPod shuffle realiza fotos automáticamente cada medio minuto cuando lo llevas puesto en la solapa, colgado del cuello, etc. y se desactiva si lo guardas en un bolsillo o similares. Además de la cámara de 5Mp, Memoto incorpora un GPS para geolocalizar las fotos. Se estima que la batería tiene una duración aproximada de dos días y se carga al conectarlo al ordenador. Por otra parte, al conectar el dispositivo al PC las fotos pasan a los servidores “en la nube”. Está previsto que este gadget salga a la venta durante el verano del presente año así que es probable que lo veamos en breve por las calles.
He de admitir que al principio el planteamiento de los creadores me pareció interesante: “recuerda cada momento”, “conserva tus recuerdos”, “ten disponible información sobre lo que has hecho”, etc. Ahora bien, ¿qué precio hay que pagar para disfrutar de estas funcionalidades? Pues muy sencillo, tienes que llevar una cámara contigo el resto de tu vida.
Al margen de lo incómodo que resulta llevar un trasto más encima, creo que el verdadero inconveniente radica en el rechazo que puede provocar en la gente de tu entorno. Cada vez estamos más acostumbrados a que nos graben o que recopilen nuestros datos pero, en mi opinión, aún queda un gran salto hasta que nos familiaricemos con este tipo de dispositivos. ¿No creen? Pongamos algunos ejemplos: imaginen que van a pasar el día con unos amigos y uno de ellos dice: “Dadme un minuto. Voy a conectar las cámaras que luego se me olvida lo que hacemos…” Cualquiera de nosotros se sorprendería en esa situación y posiblemente se sintiera incómodo. Al respecto creo que es importante hacer una matización: el hecho de que no tenga nada que ocultar no significa que quiera que me graben. La situación se agrava si la grabación la realiza un desconocido en lugar de una persona de confianza.
Ya por último, incluso dejando a un lado los inconvenientes descritos y otras limitaciones legales, habría que plantearse si realmente necesitamos un registro tan detallado de nuestras vidas. Pensemos en lo “interesantes” (nótese la ironía) que serían las 360 fotos que Memoto tomaría de mi escritorio entre las 9:00 y las 12:00 de un día de trabajo cualquiera.
Fitbit, Jawbone Up, Fuelband,…
En lo que respecta a los dispositivos para el registro de datos asociados al “Yo cuantificado”, podemos decir que inicialmente se trataba de un producto dirigido a los deportistas. Sin embargo, estos dispositivos han ido ampliando el abanico de funcionalidades y ahora permiten registrar otras cuestiones como el tiempo que dedicas al trabajo, estudio, las horas de sueño, hobbies, controlar la alimentación, etc. lo que ha propiciado un incremento en el número de usuarios. Tal y como indicábamos, las aplicaciones para consultar nuestras marcas personales, fijar nuevos objetivos, etc. están evolucionando y en muchas ocasiones ya se encuentran “integradas” con las redes sociales. Casi con total seguridad hayáis visto en Facebook información acerca de rutas en bicicleta, senderismo o los tiempos de quien se está preparando para hacer una media maratón.
Personalmente creo que estos dispositivos pueden hacer que estemos más motivados a la hora de hacer alguna actividad determinada. En cierto modo, ejercen de “entrenador personal” y esto puede ser positivo para nosotros. Sin embargo, creo que se debe ser especialmente cauto a la hora de publicar información sensible, es decir, datos relacionados con la salud. No se que pensarán ustedes pero no me parece oportuno publicar los resultados de un “holter” (por buenos que sean).
Google Glass
Aunque aún no ha salido a la venta, podemos intuir que el nuevo invento de Google va a traer una verdadera “revolución”. Estas gadget-gafas (Google Glass) disponen de una cámara frontal que te permite hacer fotos y grabar vídeo. Adicionalmente es posible visualizar información de todo tipo (GPS, traductor, recordatorios, etc.) en el panel de cristal adherido a la montura. La interacción con el dispositivo de realiza principalmente a través de comandos de voz pero también hay otros modos de dar órdenes como por ejemplo, capturar una imagen si se pestañea repetidamente. Como era de esperar, se ha levantado una gran polémica en torno a los potenciales problemas de privacidad derivados del uso de este dispositivo. En este sentido, hay quien se opone expresamente al uso de estas gafas. Un popular bar de Seattle fue el primero en prohibirlo. Dieron el primer paso y posteriormente otros locales los han seguido. Por si fuera poco, aunque sólo se trate de un dato anecdótico, el propio Google ha prohibido el uso de Google Glass en las reuniones de accionistas.
No vamos a negar que algunas soluciones de Google nos hacen la vida más fácil (Gmail, Google calendar, Google maps, Google navigator , etc.) y tras ver el vídeo promocional de las Google glass, sólo puedo decir que “este invento promete”. Ahora bien, es previsible que este dispositivo recabe más información de la que nos gustaría (digo esto pensando en cosas como el tracking de Google latitude que veíamos en la entrada anterior).
Lo expuesto hasta el momento nos permite hacernos una idea de lo que nos ofrecerá el mercado a corto y medio plazo. Si bien las capacidades y funciones de estos dispositivos son cada vez más innovadoras, creo que las “buenas prácticas” y recomendaciones en relación al uso de los mismos no han variado en absoluto. Probablemente el sentido común sea la clave para poder disfrutar de estos avances tecnológicos sin fulminar nuestra privacidad. Por ejemplo, no me parece viable llevar un Memoto colgado todo el día del cuello, en cambio, me parece interesante “sacarlo a pasear” cuando visite un parque natural o salga con la bici de montaña. Tampoco tengo previsto monitorizar mis constantes vitales y hacerlas públicas en LinkedIn, pero el día que me prepare para alguna prueba de triatlón, seguramente lo haga con el apoyo de un Fit_lo_que_sea, etc.
Tal y como comentaba recientemente nuestro compañero Manuel Benet, en muchos casos hemos sacrificado voluntariamente parte de nuestra privacidad. Pero pienso que siguen habiendo límites que podemos decidir no superar.
En última instancia, y volviendo al símil de pulgarcito, no hay que olvidar que corresponde a cada uno de nosotros decidir cómo será nuestro rastro de migas digitales.
Un saludo.
[Sobre Samuel Segarra]
Buenas,
Me ha soprendido ese cachivache llamado Memoto, la verdad es que estoy de acuerdo en que en la mayoría de situaciones no generaría más que rechazo social, peor aún que llevar Google Glass ^^
La única utilidad que le encuentro es utilizarlo para grabar actividades al aire libre como senderismo/montaña o similar. para otros usos no vale demasiado, por ejemplo como dispositivo probatorio de algún delito, ya que una imagen cada 30 segundos es casi igual a nada.
En cuanto a Google, que más podemos decir, sabemos las sanciones que le han caído en su día con el barrido de redes Wifi, siempre intentan sacar más información de la que deben.
Se te ha olvidado la Power Balance…