En las ultimas décadas, el mercado de las redes de comunicaciones es uno de los que ha obtenido un mayor avance, debido principalmente a varios motivos, como son (a) la total generalización del uso del protocolo IP que ha posibilitado la difusión de servicios como el correo electrónico o el acceso a web hasta el usuario final, y (b) la apertura de la industria a las nuevas tecnologías, que ha llevado a un sistema flexible de transmisión de datos y a la aparición de tecnologías de comunicaciones ópticas, lo que a su vez ha incrementado el ancho de banda disponible para las comunicaciones.
Principalmente, las redes desarrolladas a lo largo de los años para transmitir voz se basan en el concepto de conmutación de circuitos, es decir, que la realización de una comunicación entre el emisor y el receptor requiere el establecimiento de un circuito físico durante el tiempo que dura ésta. Esto significa que los recursos que intervienen en la realización de una llamada no pueden ser utilizados en otra hasta que la primera no finalice, incluso durante los silencios que se suceden dentro de una conversación típica, por lo que las redes de conmutación de circuitos hacen un uso ineficiente de los recursos.
En el otro lado, las redes de datos se basan el concepto de conmutación de paquetes, es decir, una misma comunicación sigue diferentes caminos entre origen y destino durante el tiempo que dura. Esto significa que los recursos que intervienen en una conexión pueden ser utilizados por otras conexiones que se efectúen al mismo tiempo. Cuando un nodo quiere enviar información a otro lo divide en paquetes, cada uno de los cuales contiene la dirección del nodo origen y destino, e información acerca de cómo volver a unirse con el resto de paquetes. Este proceso permite que paquetes de distintas localizaciones se entremezclen en las mismas líneas y que sean clasificados y dirigidos a distintas rutas. Al llegar al nodo destino, se reensambla el mensaje y se entrega.
Es obvio que las redes basadas en conmutación de paquetes proporcionan a los operadores una relación ingreso/recursos mayor: con la misma cantidad de inversión en infraestructura de red, se obtienen mayores ingresos puesto que puede prestar más servicio a sus clientes; no obstante, este tipo de redes también tiene desventajas, ya que al transportar la información dividida normalmente en más de un paquete, estos paquetes pueden perderse, y además no hay una garantía sobre el tiempo que tardarán en llegar de un extremo al otro de la comunicación. Este problema trasladado a una conversación de voz podría provocar cortes o retrasos que harían que se perdiera el hilo de la conversación.
No obstante, estos problemas de calidad de servicio telefónico a través de redes de conmutación de paquetes van disminuyendo con la evolución de las tecnologías involucradas, y poco a poco se va acercando el momento de la integración de las redes de voz y datos, situación impulsada además por el hecho de que muchos operadores de redes de conmutación de paquetes se estén interesando en transportar voz a través de sus redes de datos. Esto es debido a que las redes de paquetes están dimensionadas para tráfico de datos, y el ancho de banda requerido para la voz es minúsculo, lo que genera beneficios como por ejemplo ahorro de costes, o ampliación de flexibilidad y movilidad con respecto a la Red Pública Telefónica Conmutada (PSTN).
En la actualidad, en todos los ámbitos y más concretamente en el ámbito empresarial, cada vez toma más importancia la convergencia en las láneas de comunicaciones. Concretamente, la integración de voz y datos a través de un único medio de transmisión está ganando adeptos con cada día que pasa. Actualmente, existen multitud de estudios sobre la implantación de soluciones VoIP y su expansión mediante VoIP móvil, en un futuro no muy lejano, a más de 200 millones de usuarios.
No debemos olvidar, para acabar esta breve introducción, los problemas de seguridad relacionados con las transmisiones VoIP. Éstas sufren todos los problemas de seguridad que afectan a las redes de datos tradicionales: denegaciones de servicio (DoS), spoofing o robo de identidad, la posibilidad de acceso a los datos transmitidos (información de la llamada o incluso de la propia conversación). Además, todos los dispositivos implicados, tales como teléfonos o centralitas, pueden ser vulnerables puesto que son elementos hardware que tienen un sistema operativo y un software concreto, y que por lo tanto, están expuestos a bugs o agujeros de seguridad que comprometan el sistema.
Sirva esta entrada como introducción. En posteriores artículos entraremos en más detalle en esta tecnología.