Sin duda, mentalmente mucha gente asocia la inteligencia o los servicios secretos rusos -para ser exactos, soviéticos- al KGB (Komitet gosudárstvennoy bezopásnosti, Comité para la Seguridad del Estado); lamentablemente para los seguidores de Bond, el KGB, el servicio secreto soviético-ruso por excelencia, fue desmantelado a principios de los años noventa por Mijail Gorbachev, seguramente por haberse convertido en un poderoso monstruo en cuanto a atribuciones, capacidades y conocimientos pero, en especial, por su supuesta implicación en el fallido golpe de estado de agosto de 1991. Su poder fue distribuido principalmente entre tres agencias diferenciadas: FSB (Servicio de Seguridad Federal), SVR (Servicio de Inteligencia Exterior) y FSO (Servicio de Protección Federal), que se unían al rival histórico del KGB, el GRU (Dirección General de Inteligencia), el servicio ruso de inteligencia militar que sobrevivió a la caída de la URSS (quizás por el apoyo al presidente soviético durante el golpe de estado, a diferencia del KGB). Las atribuciones SIGINT se focalizaron en una agencia denominada FAPSI, equivalente a la NSA estadounidense, desmantelada en 2003 y cuyo poder, como en su momento el del KGB, fue repartido entre los diferentes servicios rusos.
Tras el desmantelamiento de la FAPSI, los cuatro servicios anteriormente indicados conforman el grueso de la comunidad de inteligencia rusa desde el punto de vista ciber –al menos la oficial, como iremos viendo en esta serie de posts-. Una excelente descripción de esta comunidad de inteligencia, en lo que a seguridad de la información, SIGINT o CNO se refiere, puede encontrarse en el capítulo quince de la segunda edición del libro de Jeffrey Car Inside Cyber Warfare: Mapping the Cyber Underworld (ed. O’Reilly, 2011).
Para hacernos una idea del potencial de los servicios rusos es necesario hablar de su presupuesto; según fuentes abiertas (como los trabajos de Julian Cooper The Funding of the Power Agencies of the Russian State. The Journal of Power Institutions in Post-Soviet Societies. Issue 6. 2007, o The Funding of the Power Agencies of the Russian State: An Update, 2005 to 2014 and Beyond. The Journal of Power Institutions in Post-Soviet Societies. Issue 16, 2014), ya en 2013 el presupuesto de lo que los rusos denominan “Servicios de Seguridad” –concepto que incluye al FSO, FSB (excepto el Servicio de Fronteras) y SVR- superaba los 4.000 millones de euros; la distribución por servicio está clasificada, y obviamente el presupuesto del GRU está incluido en el correspondiente al Ministerio de Defensa ruso, con lo que es completamente desconocido. Este dinero se une a las más de 300.000 personas que trabajan –de nuevo, dato clasificado- en los diferentes servicios de inteligencia.
Para poder comparar estos datos con otros servicios, una curiosidad: el presupuesto correspondiente al CNI se estima en unos 240 millones de euros, diecisiete veces inferior al ruso, y su número de empleados en unas 2.500 personas; desde luego, las comparaciones son odiosas…