Los 7 pecados tecnológicos de la Navidad

Me gustaría darte un fuerte abrazo aunque sé que la distancia no me lo permite. No te puedes imaginar lo triste que me ha dejado la noticia de que no podrás venir a la cena de todos los años. Déjame que use esta felicitación navideña para contarte que tal van las navidades hasta ahora.

Antes que nada, quería agradecerte la postal navideña que me enviaste en la que ibas vestido de duendecillo mientras sonaba una canción. No pude parar de reírme mientras la veía, aunque cuando pulse en el enlace que había en el correo electrónico pasó algo extraño. Me dirigió a una página diferente donde me intentaron instalar un virus. Menos mal que tenía mi antivirus actualizado y todo quedó en un susto.

También recibí tu Whatsapp advirtiéndome de que si no reenviaba el mensaje, mi aplicación pasaría a ser de pago. Cuando lo leí me recordó a uno de aquellos correos en cadena así que me dio por investigar. Y siento decirte mi amigo que se trata de un hoax. Por si te sirve de ayuda para otra vez, lo descubrí utilizando un simple buscador para comprobar la veracidad de la historia.

La cena de navidad fue más divertida de lo esperada, y no, nadie se atragantó ni hubo discusiones acaloradas. El responsable de la diversión fue mi cuñado, que nos enseñó el móvil usado que había heredado de un compañero de la empresa. No te puedes imaginar las fotos que se habían dejado dentro del móvil. No podré entender nunca como alguien no hace un borrado seguro de los datos antes de regalar su móvil.

Después de eso, vimos un programa de televisión donde podíamos enviar SMS para votar por nuestro concursante favorito. El problema vino cuando mi sobrina pequeña se suscribió a uno de estos servicios con el móvil de su padre y empezaron a llegar multitud de mensajes que le costaron un dineral. Yo lo que hice fue seguir el consejo de mi otro sobrino, y llamé a la operadora para que restringiera los SMS Premium de mi línea a no ser que yo dijera lo contrario.

Una vez terminada la cena, me volví a casa en metro para no conducir, pero tuve la mala suerte de dejarme mi abrigo en el metro con mi móvil y un pendrive. La pérdida del USB no me afecta mucho, ya que estaba cifrado y nadie podrá acceder a su contenido si no sabe la contraseña. Lo que me preocupa de verdad es la pérdida del teléfono móvil ya que el que lo encuentre podrá acceder a mi correo electrónico. Espero que el software de localización que le instalé funcione bien y todo esto acabe sólo en un susto.

Por si acaso, ya estoy mirando las ofertas que hay en Internet que ofrecen unos descuentos muy llamativos. Aunque al final, seguro que hago lo de siempre y compro en páginas de confianza que me aseguran evitarme una estafa.

Con esto ya te he contado lo más destacable de lo que me ha pasado esta Navidad así que solo me queda desearte: