Siempre he sido partidario de compartir el conocimiento con los demás (ojo, el conocimiento, no la información) de una forma abierta y transparente, y por tanto en mi web personal (www.shutdown.es) he ido colgando con el tiempo diferentes trabajos en formato electrónico que consideraba podían ser útiles a los demás: artículos, cursos, referencias…
Como defensor de compartir conocimiento, siempre me han molestado las actitudes de apropiación del mismo por parte de unos cuantos que pretenden adoptar como propios trabajos que no han realizado (lo que se viene a llamar “plagio”); por tanto deformación profesional de vez en cuando me da por utilizar alguna triquiñuela (que llamaré “marca de agua casera”, con perdón de los puristas) para ver hasta donde llegan los límites de la capacidad humana para plagiar. Los resultados son siempre asombrosos.
Una errata intencionada o no en una imagen o en un fichero PDF tan tonta como incluir una referencia a la norma “ISO 17779” en lugar de a la norma “ISO 17799”, a “ISO 27OO1” en lugar de a “ISO 27001” o un ejemplo de uso de funciones resumen (hash) con un resumen generado por un fichero personal (a priori, una ristra de caracteres irrepetible en el mundo), una ubicación en Internet en la que poner a disposición del público ese trabajo, y un poco de tiempo para que los robots de búsqueda hagan su trabajo y el documento se indexe adecuadamente. Es todo lo que necesitamos para rastrear plagios.
Un buen día, con un café y un par de horas por delante, no tenemos más que utilizar un buscador, introducir esa errata y depurar un poco la información obtenida (alguien puede haberse equivocado también y llamar a una norma ISO 17779 en lugar de ISO 17799). Los resultados son inmediatos: ni se imaginan hasta donde llega la capacidad humana para copiar, pegar, y apropiarse de un trabajo que no han realizado. Hagan la prueba, se sorprenderán.
En fin, que a todos nos halaga que utilicen material que hemos realizado y puesto a disposición de los demás (para eso está, y es señal de que está bien y gusta). Pero una cosa es basarse en dicho material, y otra fusilarlo cambiándole el autor (y encima sin solucionar el “error”); bastaría algo tan tonto como una simple referencia al autor real y asunto solucionado. ¿Qué hay de malo en decir que alguien ha hecho algo bien, aunque trabaje en otra empresa que se dedica a lo mismo que yo?
Como adivinarán, hoy hemos vuelto a encontrar un caso de plagio en las presentaciones de una empresa de la competencia (que obviamente no citamos); ni es la primera ni probablemente será la última. A veces se olvida que (a) en este mundillo nos conocemos todos y (b) somos lo suficientemente paranoicos para hacer el tipo de cosas que describimos en este post. Vayan con cuidado, que al final todo se sabe :)
Por cierto. Adjunto la imagen “apropiada”, con la errata (el ‘7’ que debería ser un ‘9’) indicada en rojo, para que aquellos interesados corrijan el error de cara a presentaciones futuras (sin ironías, palabra). Ah. Nota al margen. En la presentación en la que se incluyó dicho diagrama hay otra errata (de otro diagrama plagiado).
P.D. Un compañero de S2 Grupo es un especialista en marcas de agua en las boletas de VISA que firmamos al hacer compras o comer en un restaurante, y detectar así muchas cosas en caso de problemas. Pero esto, para una próxima entrada.