Antes de empezar este post es necesario advertir que se trata de una situación ficticia fruto de la imaginación, que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, que no intenten esto en sus casas y que Security Art Work no se hace responsable de nada… Vamos, lo habitual ;)
Imaginemos por un instante una de esas reuniones de trabajo en nuestra oficina en las que negociamos con proveedores, clientes, partners… sobre tal o cual proyecto o, simplemente, en las que tratamos información que debe ser restringida. Imaginemos que al acabar esta reunión nuestros interlocutores deben volver a su lugar de trabajo y para ello -situación muy habitual- les pedimos un taxi o, mejor aún, se lo piden desde nuestra recepción (más convincente ;).
Imaginemos que ese taxista es un buen amigo nuestro y, además, trabaja para nosotros. ¿Cómo? Muy sencillo: haciendo lo que hacen los taxistas, que es llevar a pasajeros de un sitio a otro. ¿Para una empresa de seguridad? Claro, ¿por qué no? Y de paso que los lleva… ¿Por qué no regalarle a nuestro amigo una pequeña grabadora, de esas tan discretas que caben en cualquier sitio y que además pueden recoger nítidamente una conversación mantenida, por ejemplo, en un taxi? Así, cuando reciba la llamada para realizar un servicio desde nuestras oficinas, puede pulsar la tecla REC antes de acudir a por los clientes… Total, nadie se va a poner a buscar algo así en el vehículo, ¿verdad?
Imaginemos lo suculenta que puede ser la conversación mantenida tras una reunión. ¿Qué dirán de nosotros? ¿Y del proyecto? ¿Tratarán de engañarnos? ¿Nos estarán tratando bien? Y lo que es más importante… ¿Cuánto vale esa grabación (y no me refiero sólo al dinero)? Si todos hemos respondido “mucho”, ¿verdad que alguien se habrá planteado al menos conseguirla, cuando no algo más…? Pensemos una cosa: no estamos hablando de situaciones extrañas, sino todo lo contrario, en las que además el beneficio es o puede ser muy alto y el riesgo para el atacante es casi nulo. Tentador, ¿a que sí? Y si a nuestra oficina no se llega fácilmente en transporte público, mejor aún: muchos vendrán a vernos en un taxi… y tendrán luego que volver en otro, el de nuestro amigo :)
De esta forma, la próxima vez que salgan de una reunión de trabajo y se suban a un taxi -pedido desde la empresa o no, que las casualidades también existen- recuerden que no conocen de nada al conductor, ese extraño que va sentado delante conduciendo, aparentemente ajeno a nosotros. Todo lo que digamos puede ser grabado o, sencillamente, escuchado y luego retransmitido; vamos, que como se suele decir, puede ser utilizado en nuestra contra. Y recuerden también aquello de que si tenemos dos ojos, dos orejas y sólo una boca, será por algo…¿no?
Ojo, no sólo podemos tener amigos taxistas. Los camareros de las zonas de negocios también tienen cumpleaños en los que regalarles cosas y al personal de limpieza o mantenimiento le encantan las cámaras digitales. Ah, y todos ellos tienen dos ojos y dos oídos, casi se me olvidaba… ;)