El uso generalizado de dispositivos conectados a la red, como carros (automóviles), equipos médicos, controladores industriales (PLC), electrodomésticos, etc., ha traído consigo un panorama nuevo y extremadamente vulnerable.
Si bien se ha avanzado a pasos agigantados en temas de conectividad (¡Twitter hasta en el horno!), también se ha dejado de lado el tema de seguridad. Esto se debe principalmente a que para la mayoría de usuarios y organizaciones, la seguridad en Internet no es un factor fundamental, razón por la cual han sucedido casos como el de Mirai, uno de los ataques de denegación de servicio distribuido más grandes de los que se tiene registro hasta ahora, que no es más que uno de los primeros casos a los que nos tenemos que enfrentar en este nuevo escenario.
La proliferación de dispositivos interconectados ha traído para los usuarios (hogares, organizaciones) muchas ventajas: flexibilidad, movilidad, automatización, eficiencia etc., pero ¿qué pasa cuando no tomamos las medidas de seguridad apropiadas y estamos desprotegidos por defecto?
A continuación, se verá cómo una serie de pequeñas debilidades pueden ocasionar una gran fuga de información, comprometiendo datos personales, financieros y confidenciales, tanto de usuarios particulares como de organizaciones.