Recientemente, me encontraba terminando un script en bash, realizando pruebas para comprobar que estaba funcionando correctamente cuando, tras realizar unas modificaciones al script y volver a lanzarlo, comenzó a ejecutarse un borrado recursivo de los ficheros de la máquina, el temido ‘rm -rf‘. La típica ‘noobada‘ que esperas que nunca te ocurra sucedió.
Afortunadamente, el script se estaba ejecutando en una máquina virtual de pruebas como usuario no privilegiado, por tanto la máquina seguía estando operativa. Gracias a estas medidas de precaución pude comprobar el alcance de la broma y ver que todo el directorio /home del usuario se había borrado. Dicho directorio contenía el script que estaba escribiendo de modo que, se podría decir, que el script se había fagocitado a sí mismo, llevándose con él unas cuantas horas de trabajo.