Existen multitud de comodidades relacionadas con el uso de Internet en nuestro día a día, pero también debemos ir asimilando que cuando algo se puede conectar a la red, es susceptible de ser hackeado.
Y un ejemplo de eso son los juguetes sexuales. Efectivamente, los nuevos juguetes sexuales inteligentes que funcionan asociados a apps y permiten comunicar con otros a través de la red, pueden ser vulnerables al ataque de piratas informáticos.
El problema no es que alguien vaya a hackear tu dildo en pleno uso (¡que también!), teniendo el control de las velocidades e intensidades durante esos momentos de placer, sino el potencial acceso a la esfera privada de la persona, espiando sus prácticas o recavando información sobre su persona.