La palabra privacidad se ha introducido en nuestro vocabulario y en nuestras vidas. Está de moda: leyes que tratan de privacidad, medios que no dejan de mencionarla, nos lo recuerda Google, es algo configurable en las redes sociales y los navegadores, nos mandamos «privados», las páginas web tienen una «política de privacidad», etc.
El término privacidad según la RAE significa: «ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión». La privacidad es todo lo que concierne a nuestra esfera personal frente a nuestra dimensión pública o profesional. Y además, tenemos derecho a protegerla.
Pero en internet los datos de nuestra esfera personal: dónde vivimos, qué nos gusta, si tenemos pareja, por dónde nos movemos, qué compramos, nuestra ideología, enfermedades, etc. no son tan privados. Está claro que nuestra actividad en internet deja una huella que algunos utilizan para personalizar la publicidad que nos ofrecen y otros, con mala intención, para enviarnos mensajes de phishing personalizados.