Aunque la tecnología RFID va siempre asociada al menos en estos ámbitos, cosa lógica por otro lado a peligros sobre la privacidad y la intimidad de las personas, lo cierto es que cuando se descubren las posibilidades de futuro de esta tecnología, es fácil quedar abrumado con las infinitas posibilidades que ésta puede proporcionar en innumerables campos, tanto de ámbito logístico y comercial como de seguridad y comodidad. De hecho, gran parte de las cosas que a menudo nos dejan boquiabiertos y nos ponen los pelos de punta en las películas son posibles gracias a esta tecnología. Sirva esta entrada para des-demonizar esta tecnología… de momento al menos.
Podemos empezar con nuestros “vecinos” los japoneses, que como saben en esto de las tecnologías de película siempre están al pie del cañón. Al parecer, existen ya tiendas de ropa en las que todas las prendas están etiquetadas con tags RFID pasivos, a partir de los cuales la infinidad de aplicaciones que pueden desarrollar es casi infinita. Una de éstas es la instalación de probadores con monitores en los espejos y antenas que interactuan con la ropa, de manera que al detectar la prenda podemos ver en la pantalla una imagen de la misma con toda la gama de colores posibles, todos los accesorios a juego con dicha prenda o incluso el mismo catálogo de la tienda. De esta manera, el cliente desde el mismo probador puede seleccionar lo que quiere probarse y qué tallas, mientras los vendedores, que monitorizan toda la información, les hacen llegar al probador las prendas solicitadas. De esta forma, con llevar una sola prenda al probador se puede salir de él con toda la temporada primavera-verano. Hasta el momento, los resultados han sido satisfactorios, ya que se ha conseguido aumentar la cesta media del cliente y destacarse frente a la competencia. Por supuesto, esto impone requisitos en cuanto al personal disponible para la atención de los probadores, y sería interesante ver esta tecnología en acción en una tienda estilo Bershka un sábado por la tarde.
Pasando a los supermercados, las ventajas tampoco se quedan cortas. Por un lado, sería un consuelo poder llegar con el carro de la compra hasta los topes a la caja y que en unos segundos o fracciones de segundo pudiéramos saber el total de la compra, sin necesidad de tener que sacarlo todo, poner primero lo duro y luego lo blando en la cinta, cuidado con los huevos,… y sobre todo, ¡sin esperar haciendo colas de horas! Por otro, aunque intuyo que comercialmente no sería interesante, los carros podrían, mediante una sencilla pantalla de cristal líquido, indicar cuál es el importe total de lo que llevamos en el carro, y facilitar así la planificación de presupuestos (echando al traste toda esa ingeniería que hace que salgamos del super con dos docenas de productos con los que inicialmente no contábamos).
Además, si han sido como yo, de los que han trabajado en comercios, recordarán los inventarios, que se hacían en nuestras muy preciadas 8 horas de los domingos y que luego era compensado con un martes libre que no valía para nada. Pues bien, si todo utilizara tags RFID y antenas óptimamente posicionadas se podrían realizar inventarios en minutos sin necesidad de hacer que todo el personal acudiera a la tienda, lo que reduciría las molestias, los costes y con la posibilidad de generar un inventario mensual, semanal e incluso diario teniendo el stock actualizado en todo momento, reduciendo de nuevo los costes y de manera que nunca faltara producto para el cliente.
Aunque parezcan situaciones a décadas vista, lo cierto es que cada vez son funcionalidades que empezamos a asumir como posibles. Actualmente ya están desarrollando carros de plástico que no interfieran con las señales de radiofrecuencia, y muchas compañías están insertando etiquetas en los productos, primero a nivel de palets para disponer de la trazabilidad del producto en su recorrido logístico, pero en breve comenzarán a nivel de unidades, de manera que en los centros comerciales se puedan aprovechar de este potencial.
Fuera del ámbito comercial tenemos la comodidad de, por ejemplo, el forfait que cada vez más estaciones de esquí han convertido en una simple tarjeta RFID que podemos llevar en el bolsillo. Así, con sólo acercarse al torno, este se abre para pasar al telesilla, no teniendo que llevar el dichoso gancho en la cremallera y evitando tener que disponer de personal que vigile quién lleva y quién no la pegatina. Un ejemplo más reciente y real es la tarjeta del bus que nos ahorra el tiempo perdido en las colas, o las tarjetas de identificación de la oficina que nos permiten acceder al recinto… etc.
No obstante, siempre tiene que haber un pero ligado a una nueva tecnología. Cuanto más se lee, más fácil es encontrar detractores del RFID, que dicen que esta tecnología provocará que perdamos nuestro derecho a la intimidad, o que sólo la utilizarán para crear patrones de conducta del cliente y así poder “atacarnos” con publicidad personalizada y poder tener un control de nuestros hábitos… Ante esto, sólo puedo decir que RFID es el futuro y que no es posible negar la innumerable cantidad de ventajas que puede ofrecernos, muchas de ellas ni siquiera alcanzamos a vislumbrar. Como siempre, la tecnología no es el problema, sino la finalidad con la que se utiliza, y el uso de los datos que se pueden obtener.
RFID está aquí para quedarse, y en lugar de luchar contra ella, es mejor que desarrollemos mecanismos de seguridad y legales para proteger nuestra identidad e intimidad. Es necesario evitar la creación de bases de datos que relacionen al cliente con sus hábitos, que pueda ser explotada con fines malintencionados o simplemente ilegales. Es más, incluso en algunos entornos es deseable dejar de lado la intimidad y la privacidad si eso sirve para incrementar la seguridad de las personas. Piensen en ciertas minas, donde el personal lleva un chip insertado, de manera que en caso de desprendimiento se puede localizar con mayor rapidez a los mineros que han quedado sepultados permitiendo así un rescate mucho más rápido.
Es muy difícil encontrar un compromiso entre seguridad y funcionalidad de la información obtenida con esta tecnología, pero espero que se encuentre pronto para que la seguridad no haga de freno a lo que sin duda es el futuro. Les dejo con un pequeño vídeo explicativo, vía Paloma Llaneza, que aunque está en inglés, no tendrán problemas para seguir: