Uno de los puntos de interés en los últimos tiempos en cuestiones de seguridad está en la protección de infraestructuras críticas y, más generalmente, en la seguridad en entornos industriales.
Es evidente que hay un largo camino que recorrer en cuestiones tecnológicas. Los especialistas en la materia rápidamente aplican su experiencia y descubren que nociones básicas en entornos TIC como el cifrado, el despliegue de herramientas como IDS, el desarrollo de arquitecturas seguras, etc. son prácticamente inexistentes en el ámbito industrial. El hecho de encontrar un territorio prácticamente virgen ante sus ojos puede hacer que el experto en seguridad se centre en estas carencias tecnológicas tan visibles descuidando, sin embargo, otros aspectos menos obvios, quizá, pero igualmente importantes.
Como en tantos ámbitos de la vida hemos de acometer primero lo primero. Y es que hasta que existan soluciones técnicas para las carencias mencionadas, soluciones que tengan en cuenta las características propias de las industrias y sus procesos, hay otros problemas que resolver. En mi opinión, uno de los principales es el relativo a la gestión de las organizaciones, los equipos humanos y los choques culturales.
Hoy en día, en nuestro mundo de especialización creciente y compartimentación profesional es fácil perder la perspectiva y juzgar el todo por la parte. Y ello incluso dentro de una misma empresa, donde se supone que existe una comunidad de objetivos. De esta forma nos encontramos con que dos universos hasta ahora completamente separados, el de los ingenieros informáticos y el de los ingenieros industriales o de producción, han entrado en contacto. Me imagino que debe ser algo parecido a cuando los nativos americanos y el los europeos se tuvieron frente a frente por primera vez. Cada grupo ve al otro como si fuese un alienígena. Prácticamente no tienen nada en común, salvo el aspecto físico (y quizá ni eso): sin experiencias comunes y, lo que es más importante, separados hasta por el lenguaje, mutuamente ininteligible. Llegados a este punto he de realizar una confesión: yo soy ingeniero industrial y he desarrollado gran parte de mi labor profesional en el ámbito de los sistemas industriales. Yo he pasado por la experiencia descrita y supongo que muchos de mis compañeros también (estaría bien que los lectores se manifestasen al respecto: ¿han entrado alguna vez en contacto con un ente proveniente del más allá?)