“Seleccione destino y abróchese el cinturón”. Estas palabras podían ser, en un futuro no muy lejano, las que escuchemos en nuestro coche antes de iniciar un trayecto. Los avances tecnológicos tienen una fuerte repercusión en la evolución de los transportes que usamos día a día, incluidos nuestros vehículos particulares y por tanto, también en lo referente a la seguridad vial.
En la presente entrada me propongo hacer una breve exposición sobre el estado del arte de los sistemas de seguridad que se emplean en los automóviles y ver cómo los avances tecnológicos están propiciando un cambio del paradigma de la conducción. Ya os adelanto que esta entrada no pretende ser una guía técnica sobre los sistemas de seguridad. Empezaré describiendo algunos de los “clásicos” sistemas de seguridad y, posteriormente, hablaremos sobre los sistemas más vanguardistas analizando los beneficios e inconvenientes. El tema que abordamos es extenso y por este motivo, hemos decidido publicar varias entregas.
Tras esta introducción y antes de lanzarnos a la piscina vamos a acotar el término seguridad. En esta entrada hablaremos sobre la seguridad vial. Es decir, aquella que se centra en la prevención de accidentes de tránsito y en la minimización de sus consecuencias, especialmente en lo referente a daños en la salud de las personas. Esto incluye el conjunto de sistemas y las tecnologías empleadas para dicho fin.
Para ir entrando en materia recordamos que recibe el nombre de seguridad activa aquella que asiste al conductor para evitar un posible accidente, citamos algunos de los ejemplos más comunes de este tipo de sistemas:
- ABS (Antilock Brake System): Sistema de asistencia en la frenada que impide que se bloqueen las ruedas y así evitar el derrape ante una frenada brusca.
- EBV o EBD: Sistema electrónico de reparto de frenada que determina cuánta fuerza aplicar a cada rueda para detener el vehículo en una distancia mínima y sin que se descontrole. Este sistema está fuertemente relacionado con el ABS. Ambos sistemas en conjunto actúan mejor que el ABS en solitario, ya que éste último regula la fuerza de frenado de cada rueda según si ésta se está bloqueando, mientras que el reparto electrónico reparte la fuerza de frenado entre los ejes, ayudando a que el freno de una rueda no se sobrecargue (esté continuamente bloqueando y desbloqueando) y el de otra quede infrautilizado.
- ESP (Electronic Stability Control): El Sistema de Control de Estabilidad es un elemento de seguridad activa que actúa frenando individualmente las ruedas en situaciones de riesgo para evitar derrapes, tanto sobrevirajes, como subvirajes. El control de estabilidad centraliza las funciones de los sistemas ABS, EBD.
Por otra parte, hablamos de seguridad terciaria cuando nos referimos a aquella variante de la seguridad cuyo objetivo persigue minimizar las consecuencias negativas de un accidente, existen muchos elementos dentro de esta clasificación lo más habituales son:
- Cinturones de seguridad: Es la medida de seguridad por excelencia, su uso es obligatorio en la mayoría de países. Se trata de una de las medidas de seguridad más eficaces ya que reduce drásticamente el riesgo de muerte en caso de producirse un accidente.
- AIRBAG (bolsa de aire): Este elemento de seguridad fue introducido en EEUU a mediados de los 70 como un complemente a los cinturones de seguridad. Las primeras versiones sólo incluían una bolsa de aire en el volante, actualmente este sistema se puede incorporar en múltiples zonas del interior del vehículo incrementando la protección tanto del conductor como de los pasajeros.
- Medidas para evitar incendios a causa del combustible: El depósito de combustible y los elementos auxiliares se diseñan para evitar el derrame de combustible en caso de collision. También hay sistemas que provocan el cierre automático de la inyección de combustible para impedir incendios.
Estoy seguro de que la mayoría de los lectores están familiarizados con los sistemas citados hasta el momento ya que éstos se encuentran disponibles en la mayoría de los vehículos actuales.
Hasta aquí podemos hablar del paradigma clásico. Si sacamos factor común de todo lo mencionado hasta el momento y observamos que los avances tecnológicos (sobre todo los elementos de seguridad activa) proporcionan ayudas para que el conductor/a sea capaz de controlar adecuadamente el vehículo.
Ahora bien, ¿en qué consiste el nuevo paradigma? Consiste precisamente en dar el enfoque opuesto. Me explico, no me malinterpretéis, no se trata de dificultar/entorpecer la conducción, se trata de delegar la conducción en los sistemas.
Veamos algunos ejemplos para comprobar cómo se traslada a la práctica este nuevo paradigma:
Estacionamiento automático: Hace ya años que existen los sistemas de asistencia en el aparcamiento. Estos sistemas incorporan un conjunto de sensores capaces de detectar los huecos disponibles y asisten al conductor en la colocación del vehículo en una posición determinada. Su uso es realmente simple. Al activar el sistema los sensores escanean las proximidades del vehículo buscando un hueco en el que quepa el coche. Una vez encontrado el hueco, el sistema asiste al conductor para que coloque el vehículo en una posición determinada. Una vez colocado el coche en la posición correcta, el conductor “ordena” aparcar. A partir de ese momento el sistema quien toma el control del vehículo y lo estaciona. Diversos fabricantes como Audi, Toyota o Volkswagen ofrecen la posibilidad de incorporar estos sistemas como extra al equipamiento de serie de algunos de sus vehículos de gama media/alta.
Piloto automático: Consideramos que el sistema piloto automático es aquél que permite guiar un vehículo sin la ayuda de un ser humano. En la actualidad este tipo de sistema se incopora en la mayoría de los aviones y embarcaciones, también lo podemos encontrar en algunos trenes,.. parece lógico pensar que este tipo de sistemas terminará incorporándose a los vehículos terrestres.
Las primeras aproximaciones que se realizaron consistían en sistemas que permitían escanear el entorno, hacer que el vehículo acelere al detectar que la vía está despejada y reducir la velocidad en caso de detectar algún obstáculo. El fabricante Honda ha desarrollado e incluido sistemas de este estilo en alguno de sus modelos como puede ser el Accord ACC.
Un ejemplo más cercano a lo que entendemos por piloto automático lo podemos encontrar en la competición “Darpa Grand Challenge“. Este evento está financiado por el Departamento de Defensa de EE.UU. y consiste en una competición en la que coches con piloto automático deben circular reconociendo y respectando las normas de circulación (señales de tráfico, límites de velocidad, etc.) Los equipos que participan suelen estar formados por estudiantes de las más prestigiosas universidades (Stanford, MIT, etc.).
Como no podía ser de otro modo, el gigante Google también se ha puesto manos a la obra y a finales de 2010 equipó varios vehículos sistemas de Inteligencia artificial que pilotaron estos coches durante grandes recorridos sin necesidades de intervención humana (iniciativa desarrollada en el marco del proyecto Google Cars).
Ahora que hemos visto algunos ejemplos reales podemos plantearnos cuestiones como: ¿cuándo tendremos a nuestra disposición coches con piloto automático?, ¿Los necesitamos?, ¿los queremos?… a muchos “nos gusta conducir” pero nadie podrá negar que en muchas ocasiones preferiríamos que el coche nos llevara directamente a nuestro destino.
De esta primera entrega podemos concluir que los avances tecnológicos aplicados en el contexto del paradigma “clásico” mejoran la seguridad y la protección pero con ciertas limitaciones ya que hemos llegado a un punto en el que resulta difícil obtener grandes mejoras debido a que, en la mayor parte de las ocasiones, el factor humanos es el responsable de los accidentes (distracciones, el exceso de velocidad y la conducción bajo los efectos del alcohol, etc.) Por el contrario, el desarrollo de nuevos sistemas como el “piloto automático” puede tener una importante repercusión en la seguridad vial. Siendo optimistas podemos pensar que delegar la conducción en estos sistemas acabará con estos problemas.
Hasta aquí llega la primera entrega de esta serie, espero que os haya resultado interesante. Como viene siendo habitual, animo a nuestros lectores a que compartan noticias/curiosidades relacionadas con el tema. Aprovecho para trasmitir desde SecurityArtWork un mensaje de concienciación sobre la importancia que tiene el uso de los sistemas de seguridad: “Abróchense los cinturones” ;-D