Después de este titular tan amarillista, viene la historia del triunfo de la concienciación en los usuarios y sobretodo, del sentido común.
Voy a poneros en situación: hace unos años, sugerí a mi padre que pidiera al banco una cuenta para operar por Internet. Inmediatamente, él vio las ventajas de la banca online: transferencias entre cuentas instantáneas, ver el saldo en el momento…
Como buen hijo, le di las recomendaciones de seguridad básicas:
- Nunca acceder al banco pulsando sobre un enlace.
- Buscar que el certificado de la web sea reconocido.
- Que aparezca el candado en la barra inferior.
- Nunca poner todas las coordenadas de la tarjeta.
- Y por último, que usara el sentido común y que si veía algo extraño, que desconfiara.