Cuando planificamos y realizamos copias de seguridad de datos y servidores de nuestro negocio, no es raro que a menudo nos olvidemos de una parte no menos importante que la información alojada en los propios servidores y, a veces, vital: las bases de datos PIM (Personal Information Management) .
Sólo en el caso que dispongamos de terminales móviles tipo Blackberry, y que éstos estén sincronizados con un servidor BES (Blackberry Enterprise Manager), podemos sentirnos medianamente seguros que nuestros datos están replicados. Dependiendo de nuestra instalación, este servidor de sincronización puede estar compartido por la compañía telefónica que nos provee el servicio, o podemos tener uno propio dentro de nuestra infraestructura. Por esta razón, este sistema es uno de los más usados en las grandes organizaciones. Los terminales móviles tienen conexión permanente con el servidor BES, y la aplicación directamente absorbe los datos del propio servidor de correo/PIM (que puede ser un Microsoft Exchange o IBM Lotus Domino). Una de las opciones más interesantes de esta infraestructura es que, en el caso de pérdida de un terminal, el administrador del sistema puede borrar en remoto el contenido del dispositivo e incluso dejarlo inutilizable, aspecto que para empleados que gestionan información sensible puede ser tremendamente útil.
Dejando atrás las ventajas de Blackberry (les aseguro que no me llevo comisión), la mayoría de ustedes seguro que usan algún cliente de correo en sus ordenadores personales, que además integra una libreta de contactos, una agenda, gestión de tareas, etc. Y seguro que también habrán sido víctimas de una pérdida de datos de este tipo de información, lo que suele ser un auténtico desastre para el que la sufre. Es ya un clásico esa típica reinstalación del sistema operativo por razones de actualización del SO, o simple reubicación del equipo, en la que siempre solemos olvidar copiar la ruta escondida que alberga estos datos.
Uno de los recursos más usados para replicar esta información y evitar de esta manera la pérdida de datos es la sincronización con nuestros dispositivos móviles. Hoy en día, casi todos los móviles sincronizan con la mayoría de las aplicaciones a las que hacíamos referencia. Es una buena manera de tener siempre los datos disponibles estemos donde estemos y además, replicados.
Para esta replicación se usan múltiples vías. Lo más fácil y rápido es mediante la conexión USB, otros mantienen la réplica siempre activa por Bluetooth, y los más avezados usan sincronizaciones OTA (Over The Air). Por supuesto, lo más recomendable desde el punto de vista de la seguridad es instalar nuestro propio servidor de sincronización, pero la mayoría opta por soluciones Cloud Computing en servidores de terceros, que añaden la ventaja de una sincronización automática. No hay lugar para el olvido ni el descuido por nuestra parte, ya que nuestro terminal móvil sincroniza cada cierto tiempo con el servidor.
Como ejemplo, y por ser una de las soluciones más implantadas, podemos hacer referencia al protocolo SyncML, que es capaz de sincronizar casi todas las aplicaciones correo/PIM con la mayoría de dispositivos móviles. Hay todo tipo de aplicaciones que realizan esta función: Funambol, Anywr, Vufone, etc. Algunos son OpenSource y otras son soluciones comerciales; incluso Google o la propia Microsoft se han subido al carro, con su Microsoft Phone Data Manager aún en fase Beta.
Lo cierto es que cada vez más compañías telefónicas disponen de ofertas para conexiones 3G y ya se empiezan a encontrar tarifas planas (o casi) a precios antes impensables (o casi). Y si tenemos conexión permanente en nuestro terminal, ¿por qué no vamos a sincronizar su contenido? Y aquí llega la eterna disyuntiva. ¿Nos fiamos de por dónde pasan nuestros datos? ¿Nos fiamos de quien los aloja? Volvemos a poner en la balanza el dueto usabilidad vs. seguridad. ¿Son nuestras entradas de agenda y contactos lo bastante sensibles para no “volar” por servidores de terceros? ¿Qué pasa si perdemos nuestro móvil o se nos borra toda la información almacenada en él?
Para ustedes, ¿qué riesgo es más asumible?