Hace ya unos meses, en este mismo blog, comentábamos la seguridad de los procesos de negocio y de los diferentes factores de riesgo (legal, técnico…) que pueden degradar dichos procesos; hablábamos en ese post del riesgo humano, ya que las personas son un activo crítico de las organizaciones y, como tal, pueden introducir riesgos en éstas, riesgos que como siempre debemos tratar de forma adecuada. Pero el paso previo al tratamiento de riesgos es, como siempre, su análisis, y para analizar estos riesgos debemos ser capaces de determinar amenazas, probabilidades e impactos que pueden causar las pesonas en la organización.
Bajo mi punto de vista, las amenazas derivadas del factor humano son claras: todas las englobadas bajo el paraguas de amenazas corporativas (errores), las derivadas de actividades sociales (accidentes) y las derivadas de actividades antisociales (delitos); incluso rizando el rizo, podríamos hablar del factor humano en las amenazas de origen industrial y, siendo todavía más retorcidos, en las de origen natural. De la misma forma, los impactos asociados a estas amenazas también suelen estar más o menos claros, y estarán con toda probabilidad en la parte más alta de la escala de impactos que queramos utilizar en nuestro análisis. ¿Dónde está entonces lo que más nos interesa? En la medida de la probabilidad, como casi siempre…
Para analizar probabilidades a la hora de hablar del riesgo humano, una aproximación que me gusta mucho adaptándola a nuestras circunstancias, por supuesto es la presentada en [1]. La idea resumida y simplificada es que cualquier persona está modelizada por una serie de perfiles que la definen, perfiles afectados además por una serie de condiciones de contorno (relaciones, privilegios, motivaciones…) y de eventos externos o internos a la organización que pueden provocar cambios sustanciales en el perfil de una persona (un cambio de estado civil, un ERE, la muerte de un familiar…). Si somos capaces de monitorizar esto, de una u otra forma, seremos capaces de establecer controles cuando sea necesario, y por tanto de mitigar los riesgos humanos no asumibles en la organización.
¿Cuáles son los perfiles que definen a las personas? Según el trabajo anterior, son los siguientes (existe un último perfil identificado en el trabajo, el de utilización de recursos informáticos, bajo mi punto de vista demasiado ad hoc para la detección de insiders y no tan apropiado para la modelización del riesgo humano en general):
- Perfil económico (estabilidad, actividades sospechosas…).
- Perfil social (estado civil, personas dependientes, hobbies…).
- Perfil psicológico (adicciones, comportamientos anómalos, falta de carácter…).
- Perfil profesional (inteligencia, satisfacción, implicación, reconocimiento…).
- Perfil legal (antecedentes penales, procesos pendientes, sanciones…).
- Perfil ideológico (implicaciones políticas, religiosas…).
Si somos capaces entonces de crear estos perfiles, y lo que es más importante, de monitorizarlos en el tiempo para detectar cambios sustanciales que puedan introducir riesgos en nuestra organización, habremos dado un paso importante para reducir los riesgos derivados del factor humano. Ahora la pregunta del millón: ¿cómo monitorizar todo esto? Lo ideal sería, como siempre, hacerlo todo de forma automática, con sensores que nos avisan en tiempo real de cambios potencialmente peligrosos en la modelizacion de una persona. Para empezar, esto no es siempre posible (¿cómo diseño un sensor que detecte comentarios sospechosos durante la hora del café? ¿y rasgos faciales que puedan implicar falta de interés o cansancio?) y, cuando lo es, no suele ser fácil; seguramente para el gobierno estadounidense puede ser trivial controlar en tiempo real las transacciones económicas o los antecedentes de sus ciudadanos, pero desde luego, para nosotros (pobres mortales) ni es fácil ni muchas veces sería legal.
¿Qué hacer entonces? Mientras trabajamos en monitorización automática de personas para calcular probabilidades cambiantes que puedan aumentar los niveles de riesgo (¡toma ya!), podemos conformarnos con realizar manualmente una modelización de las personas de nuestra organización, teniendo en cuenta los perfiles anteriores u otros cualesquiera que nos sean útiles y por supuesto con las consideraciones legales oportunas. En base a este análisis, y pensando un poco, seguramente no hará falta ser psicólogo para darnos cuenta de posibles riesgos (en cualquiera de los ámbitos de la seguridad, desde un insider a un riesgo reputacional) que pueden existir derivados de las personas, y por supuesto cuando identifiquemos un nivel de riesgo no asumible, deberemos tomar medidas -aplicar controles- contra el mismo. Ojo, estos controles no tienen por qué ser ni caros ni complejos: como casi siempre en seguridad, simplemente hace falta pensar.
[1] Mitigating insider sabotage and espionage: a review of the United States Air Force’s current posture. Erika C. Leach, Air Force Institute of Technology. Marzo, 2009.