En el ámbito de las operaciones en el ciberespacio, la mayor parte de operaciones de ataque o explotación son remotas, es decir, se realizan a través de tecnologías que permiten al actor hostil no estar físicamente cerca de su objetivo: un acceso vía VPN, un correo electrónico o enlace dañino que instala un implante en la víctima, una vulnerabilidad remota explotada exitosamente, etc. Pero un pequeño porcentaje de operaciones requieren un acercamiento físico entre el actor hostil y su objetivo: son las operaciones de proximidad, llamadas también Sneaker Operations o CACO (Close Access Cyberspace Operations).
Cuando no todo estaba conectado a Internet, las operaciones de proximidad eran casi la única vía de acceso a los sistemas o la información del objetivo; para robar información había que colocar un micro o una cámara colándose por la noche en un edificio, modificando una cadena de suministro o situándose en un edificio enfrente de las instalaciones del objetivo, por poner unos ejemplos. Algunas de las acciones de adquisición de inteligencia de señales requerían esta proximidad, y esta proximidad evidentemente implicaba un riesgo significativo de ser neutralizado, con todas las implicaciones que esta neutralización puede tener. Algunos ejemplos muy conocidos de operaciones de proximidad para adquisición de inteligencia de señales implican (presuntamente) a la DGSE francesa implantando micros en los asientos business de los vuelos de Air France entre París y Nueva York, a los soviéticos (presuntamente) regalando un Gran Sello con un implante al embajador estadounidense en la URSS o a alemanes y estadounidenses (presuntamente) manipulando dispositivos de cifra de Crypto AG en la operación Rubicon.
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