Hace unas semanas salió a la luz uno de los mayores robos cibernéticos de la historia; se habla de que los atacantes consiguieron sustraer cerca de 300 millones de dólares (aunque se estima que la cifra podría ser mucho más alta) de centenares de bancos, ahí es nada. Según una investigación revelada en exclusiva por el New York Times, Karspersky junto con la Interpol y la Europol, se encargó de investigar lo que llamó “operación sin precedentes” en la que los ciberdelincuentes habían estado operando desde hace un par de años sin despertar sospecha alguna.
La investigación empezó a finales de 2013, cuando un cajero en Kiev empezó a soltar billetes a la calle sin ningún motivo aparente a horas aleatorias del día.
Los responsables del robo son los miembros de una banda denominada Carbanak, una organización de la que forman parte ciberdelincuentes de medio mundo: China, Rusia, Ucrania, y otras partes de Europa. En este caso sus ataques no se centraban en robar las cuentas de los clientes de bancos, como suele ser lo habitual en los ataques de phishing, sino que directamente iban contra las instituciones financieras, simulando actividades cotidianas de sus empleados.