En la actualidad las conexiones inalámbricas se han vuelto algo indispensable a la hora de conectarnos a internet, el aluvión de nuevos dispositivos como móviles, tablets, ebooks etc… Hacen que en casi todo hogar doméstico exista un router con funciones de punto de acceso para poder conectarnos sin cables.
Los motivos que llevan a conectarse sin cables son varios, desde la simple comodidad de no tirar cables por casa, a las características de la infraestructura de una empresa o las propiedades geográficas de un lugar, que no permiten hacer otro tipo de conexión.
En 1999 se asienta la tecnología inalámbrica llamada Wi-Fi, funcionando bajo el estándar IEEE 802.11b, que nos daba una mísera velocidad de 11 Mbps, y donde los dispositivos aún eran únicamente compatibles con el famoso cifrado WEP, el cual usa el algoritmo de cifrado RC4 de 128 bits (104 en realidad) y que fácilmente puede ser roto.